Íñigo Onieva ha roto su silencio a través de un comunicado en el que reconoce su infidelidad después de que aparecieran unas imágenes en las que aparecía besando a otra mujer que no era Tamara Falcó. El vídeo se difundió el pasado viernes, horas después de que la marquesa de Griñón anunciara su compromiso matrimonial a través de las redes sociales.
"En los vídeos difundidos aparezco en una actitud inaceptable, de la cual estoy absolutamente arrepentido y destrozado por ello", comienza el escrito del empresario. "Pido disculpas por no haber sido honesto y pido perdón a Tamara y a su familia públicamente", continúa el dueño de diversos locales de ocio, reconociendo la deslealtad.
Comunicado
A pesar del apasionado beso con una modelo brasileña en un festival de Estados Unidos, Onieva ha asegurado que quiere apostar por su relación con la marquesa y seguir adelante con su compromiso: "Estoy completamente enamorado de Tamara y es la mujer de mi vida, por lo que me duele enormemente haberle hecho daño".
Finalmente, Íñigo ha pedido discreción a los medios de comunicación. "Para evitar mayores perjuicios a Tamara y nuestras familias, pido que no se continúen difundiendo imágenes que puedan afectar a nuestro derecho a la intimidad, y se abstengan de publicar informaciones que están afectando a nuestra privacidad", ha finalizado, dejando entrever que podrían existir más vídeos de su deslealtad.
Primeros movimientos
Aunque en un primer momento el empresario alegó que esa grabación era de 2019, cuando todavía no había iniciado una relación con la hija de Isabel Preysler, poco después de confirmó que el clip era de hace unas semanas. Y es que la canción que sonaba de fondo en el vídeo se había estrenado en abril de este 2022, por lo que no podía ser de hace tres años.
Este mismo sábado, la colaboradora de El Hormiguero eliminó la imagen de la pedida de su cuenta de Instagram, lo que hizo saltar las alarmas sobre una posible ruptura y cancelación de la boda. Asimismo, reapareció totalmente desolada, sin el anillo de compromiso en su mano y abandonando el domicilio que compartía hasta ese momento con el empresario.