Paco Mir regresa con El Tricicle. No, no vuelven a juntarse para subirse a las tablas, sino para recuperar el mítico musical con el que triunfaron hace unos años, Forever young.
La obra es un canto a la vida, con canciones conocidas por todos los públicos que invita a mirar al futuro con esperanza y disfrutar de la grandeza de un buen espectáculo. Con motivo de su regreso al Poliorama, Crónica Directo mantiene una conversación con Paco Mir en la que repasa el valor de este musical, el auge de este en Barcelona y su relación con la música.
--Pregunta: ¿Qué los ha llevado a regresar con ‘Forever young’?
--Respuesta: Por la buena experiencia que tuvimos hace 11 años. Y ahora que tan de moda está reponer cosas, por qué no reponer un superéxito como fue este. Además, es una reposición muy trabajada por la experiencia de haber hecho 500 bolos. La hemos mejorado mucho. Tenemos actores que ahora son más músicos que los de antes. Creo que, si antes era buena, la hemos mejorado.
--¿Cobra más sentido por la pandemia?
--No. La pandemia hay que olvidarla. Me da mucha pereza referencias que pueden verse en espectáculos o series, dentro de mucho tiempo hará gracia, pero ahora estamos hasta las narices. Había un gag preparado que pasaba en 2050 en el que uno de los personajes sacaba una mascarilla del bolsillo y se quejaba que le salían por todos lados, pero no lo ponemos.
--¿O sea que en esta reposición sí se ha modernizado un poco el texto?
--Sí, porque han pasado diez años y hay alguna referencia que ya hay que ponerla al día. Pero no se puede modernizar mucho algo que pasa en 2050 (ríe). Antes pasaba en 40 y ahora en el 50. Aprovechamos eso sí el mensaje “somos mayores, no idiotas”
--¿Qué les atrajo en un primer momento de ‘Forever young’?
--Lo descubrimos de casualidad durante un viaje a Oslo, donde trabajamos. Fuimos a ver un musical en un día libre y pensábamos que era lo único que podríamos entender. El 70% es música y en el otro 30%, del que no entendíamos nada, la gente no paraba de reírse. Yo lo vi dos veces y nada más llegar compramos los derechos sin saber mucho qué comprábamos. Luego, hay un trabajo de actores impresionante. Actores de 30 o 40 años transformándose en centenarios estaba muy cerca de nuestro trabajo textual. Así que reunía tres cosas que nos gusta mucho: la música, el trabajo textual y la risa.
--Para quien no la haya visto, ¿qué se va a encontrar el espectador?
--Un musical que no es un musical, porque es un compendio de las canciones de toda la vida de cualquier persona de los últimos 100 años, porque, aunque seas muy joven hay canciones que las has oído ya se en programas, anuncios, películas o lo que sea, por eso son clásicos. Va a disfrutar con canciones de toda la vida, muy bien cantadas, porque hemos buscado cantantes. Y un espectáculo muy divertido y entrañable y con un mensaje que no tiene precio: no pierdas ni un segundo de tu vida porque la vida pasa en un suspiro. Son centenarios, más cerca del no ser que del ser, pero que dan un mensaje de vivir la vida. Un espectáculo completamente optimista.--Usted tiene afición por el teatro musical, ha realizado incluso zarzuelas.
--¿Qué relación tiene usted con la música?
--Mi introducción en la música ha sido un poco por casualidad. O sea, me encanta la música, la amo, escucho ópera desde los 18 años. Mi primer paso fue con el encargo de una zarzuela en el 2000 y, poco a poco, no es que me encasillaran porque hago de todo, pero he hecho cinco zarzuelas, he dirigido una ópera y musicales convencionales, cosas de percusión, vocales. Lo que más me gustaría es cantar y ser músico porque creo que la música es el arte que más se comunica con otras artes.
--¿Y cómo ve ahora el panorama musical? En Barcelona hubo un momento que parecía que no funcionaban y ahora hay un boom. ¿Cree que Barcelona puede desbancar a Madrid en el fenómeno de los musicales?
--Yo te diría que no, porque en Madrid hay más dinero y más público. Madrid vive mucho del turismo nacional que va a allí y desde tiempos inmemoriales la gente va a Madrid a ver teatro, como pasa en Londres o Nueva York. Uno va a París y no vas a ver musicales, cuando en Londres es casi obligado. En Barcelona no digo que no pase, pero, de momento, no está pasando, también por el problema del idioma, pero hay muchos musicales que son en castellano. La mentalidad, a priori, es que en Barcelona todo es en catalán, aunque no es cierto, e impide un poco la eclosión. Además, llegan muchos musicales de Madrid, de rebote. Ha habido Cantando bajo la lluvia o Dagoll Dagom, pero industria de musicales no tenemos en Cataluña, eso es así.
--¿Y se le puede llamar a este momento el primer reencuentro con El Tricicle desde que abandonasteis los escenarios?
--Es que nunca nos hemos desencontrado (ríe). Somos socios del teatro Poliorama y otras cosas. Así que no ha sido un desencuentro.
--¿Pero como es esa dirección a tres, porque usted ya viene de dirigir varios musicales solo?
--Es que tampoco es bien, bien a tres. Siempre hay uno que lleva la voz cantante porque sino a los actores se les vuelve loco. En este caso, y los otros dos opinan en voz baja, que cuando pasan ellos pasan notas y se hace caso a lo que se dice.
--¿Y al ver a Carles Sans regresar a los escenarios, le han entrado ganas de volverse a subir?
--No. Me gusta pero no es mi prioridad absoluta. A mí me gusta más crear espectáculos. Mi mejor momento es en casa, frente al papel o al ordenador, preparando un espectáculo sea mío o de otros. El segundo es dirigirlo, y ya en tercer lugar, actuaría.
--¿Qué le llevó entonces a este mundo?
--La casualidad. A los 18 vi un par de espectáculos en el teatro que me entusiasmaron e hicieron que me picara el gusanillo. Hacía Bellas Artes, probé de entrar en el Institut del Teatre y entré, si no, probablemente no me hubiera dedicado a ello. Lo cierto es que yo ya venía enfocado en el mundo audiovisual, había estudiado cine. El contar historias, incluso en cómic, siempre estuvo dentro de mi formación. El medio es lo que es diferente, lo importante es tener cosas qué contar, el medio que uno elija después no importa demasiado.
--Habla del cómic. ¿Sigue dibujando?
--Profesionalmente muy poco, aunque ahora tengo dos encargos. Uno de ellos es un libro de la historia del teatro y un libro mío para niños que también lo tengo que ilustrar para el año que viene. Dibujar semanalmente como hacia antes para El Jueves, no. Dibujo para mí, para estar en forma y tener el ingenio de la creación diaria. Pero chistes para mí que me mantienen en forma.
--Y usted que se ha dedicado siempre al humor y sigue en ello, ¿está más difícil hacer humor con tanta autocensura?
--No sé qué decirte, El otro día vi a Albert Pla y el dice cosas por las que han arrestado a muchos. Depende de quién tengas delante. Sí parece que ahora la gente se ofende más que antes. El humor es una cosa que te la tienes que mirar de lejos. No todo es ofensa, sino no existiría el humor. Siempre está el humor de mal gusto, que hay que evitar, pero estoy a favor de la libertad de expresión.
--¿Qué hay del proyecto del Tricicle en femenino?
--Hablas con el que está más en contra de estre proyecto. Fue una idea de Carlos. No te digo que no vaya a ser, pero a priori, no lo veo. No me interesa. Yo estaría a su lado, y apoyaría, si sale.
--¿Son tres cabezas independientes?
--Por eso cada uno tiene sus proyectos paralelos si hay conflictos. Cada uno hace lo que quiere y discutimos proyectos propios de Tricicle donde o ganamos dos a uno, que es la peor forma, o los tres. Pero llevamos 40 años, no lo veo grave.
--Más allá de ‘Forever young’, ¿qué otros proyectos teatrales tiene en cartera?
--Estrenamos El perro del hortelano en Almagro, que también llega a Barcelona y Sevilla. Ha quedado muy bonito. Le he incorporado una trama paralela que es que en una obra de 32 personajes sólo llegan dos técnicos al teatro. Mezclo las dos historias.
--¿Y fuera del teatro?
-Para televisión estamos preparando guiones para un par de series con mi pareja y para el 2023 preparamos un espectáculo para Mérida.
--No se detiene.
--Me gusta mi trabajo o mi afición, es con lo que más disfruto, prefiero estar trabajando que irme de copas.
--Con tantas cosas que haces, ¿cómo se define: actor, humorista, director, artista…?
--Yo mismo me lo pregunto, porque en teatro he tocado todos los palos. Si dices humorista, se puede confundir con uno que cuenta chistes en un bar de copas. Artista lo engloba un poco, pero no sé, digamos que artista multidisciplinar.