Adara Molinero enfrentaba una de las noches más difíciles en Secret Story. Se enfrentaba en la expulsión a su máxima enemiga, Cristina Porta, pero el programa le deparaba una sorpresa mayor.

La concursante hace dos años que no veía a su padre. Un hecho que, si al principio fue buscado por un duro encontronazo que tuvieron, ahora le provocaba cierto dolor.

Encuentro postergado

Todo explotó cuando Jesús Molinero, su progenitor, se puso de parte del entonces novio de su hija, Hugo, cuando ambos rompieron. Pese a todo, él reapareció en su vida con una llamada a la casa de los secretos, un gesto que emocionó a la concursante.

Adara nunca se pudo reencontrar con él tras su expulsión, ya que entró entre las candidatas a la repesca y debía guardar cuarentena. Este jueves, con la expulsión como amenaza se han vuelto a encontrar.

Efusivo abrazo

El encuentro ha sido “muy fuerte” en palabras de Adara pero en ningún momento han brotado las lágrimas por ninguna de las partes, eso sí, se han fundido en un tierno abrazo. No ha sido hasta que ha intervenido Jorge Javier Vázquez que han llorado. Eso sí, ella alega que estaba “en shock” y que le iba “el corazón a mil”.

Ninguno de los dos ha hablado de las razones que los llevaron a distanciarse durante tanto tiempo. Antes de irse, Jesús le ha dicho que espera que no salga, pero que se relaje un poco. “Frénate un poco, eso sí”. Pese a todo, la ve "mucho más calmada, madura".

Confesiones

Adara ha aprovechado el momento para preguntar por su hijo, pero su padre apenas le ha podido ayudar. "No tengo contacto con Martín, perdí el contacto con Hugo", asevera. Eso sí, le ha confesado que en estos dos años que han estado sin hablarse, cuando la concursante dejaba su hijo con la abuela, él se escapaba para verlo: "Cuando se lo dejabas a la abuela, me escapa y lo veía, no me quedaba otra".

Jesús ha cambiado de tema y le recalca que le "está gustando mucho" cómo lleva su concurso. "Te quiero mucho, en el último mensaje que te puse, te lo dije. Cuando salgamos ya hablaremos, si yo tengo muchas ganas de ver al niño", le indica. El sentimiento de Adara hacia su padre es recíproco: "Le he echado mucho de menos, tenía ganas de llamarle, hablar con él, pedirle su opinión... Le he echado de menos diariamente, a veces pensaba en hacerle videollamada para enseñarle las cosas del niño".