Kiko Matamoros no ha vuelto nada relajado de vacaciones. Nada más aterrizar en Sálvame, el colaborador iniciaba su particular batalla contra sus compañeros. De hecho, durante la tarde del viernes, el colaborador abandonó el plató y amenazó con irse para siempre tras ser acusado de gordófobo.
Este lunes, el programa de las tardes ha iniciado con una aparente charla que mantenían Kiko Hernández y Matamoros. Minutos más tarde, la dirección se ha reunido con él con la intención de demostrar las cosas y de hacerle valer su presencia.
La dirección pide que se quede
De hecho, ha sido el propio Hernández quien en boca de la cúpula le ha reconocido que es un pilar fundamental en el programa. Sin embargo, el colaborador ya habría tomado una decisión: "No quiero tener un final en Sálvame, la dirección no se lo merece, el público no se lo merece".
Cuanto a los motivos de su posible salida, el abogado justifica su decisión asegurando que se ha traicionado a él mismo por no ir en desacorde con la línea del espacio. "Venía a contar que me sentía decepcionado con el comportamiento que había tenido conmigo mismo en los últimos tiempos. Me acusé a mi mismo de falta de valor, por comodidad y por no hacer daño a la línea editorial del programa", ha explicado.
Un contrato
Así las cosas, Matamoros ha confesado que está esperando a hablar en privado con la cúpula para tomar la decisión definitiva sobre su futuro: "No me quiero ir como la última vez, con un berrinche. Me gustaría hablar con los máximos responsables de la productora y exponer la situación", ha continuado.
A todo ello, remarca que tiene un contrato hasta final de año y que cree que le van a obligar a cumplirlo. Con todo, tocará esperar a que se produzca la reunión y a que Kiko comunice lo consensuado. Por el momento, el encuentro sigue sine die.