Lucía Dominguín y Cristina Cifuentes han sido las cocineras esta noche en La Última Cena. La política era la primera vez que se metía entre los fogones: "Esto es muy complicado, no lo había hecho nunca". Los comensales creían que la madre de Palito Dominguín iba a coger las riendas de la cocina, pero ha acabado resultando todo lo contrario.
"Como buena política, sabe bien mandar", ha confesado su compañera. "La mejor manera de mandar es haciendo que la gente esté a gusto", ha respondido Cifuentes. Sin embargo, cuando le han preguntado sobre política, la madrileña ha esquivado el tema de todas las maneras posibles: "Yo ya no quiero hablar de política. Los últimos 10 años han sido muy intensos, pero ahora estoy en otra etapa de mi vida".
Compaginar la política con la familia
La antigua alcaldesa de Madrid ha reconocido que los últimos años en el partido fueron muy complicados: "Me di cuenta de que quería vivir una vida diferente porque solamente trabajaba, no tenía vida". Cifuentes admite que no estuvo el suficiente tiempo en casa para estar con sus hijos, algo de lo que se lamenta: "El tiempo no se recupera".
Por eso, el programa le tenía preparada una sorpresa: una videollamada de su marido y sus hijos. "Lo importante es que el tiempo que pases con la familia sea tiempo de calidad", ha comentado Javier Aguilar Viyuela. Sus hijos la ven muy contenta en televisión: "Le sienta bien".
Sorpresa inesperada
Lo que no se esperaba Cristina Cifuentes es que acabaría compartiendo mesa con su amiga y antigua compañera, Esperanza Aguirre. Josep Ferre se ha metido en su piel y se ha presentado como "la lideresa que pongo la política tiesa".
Ambas admiten que ya han enterrado el hacha de guerra y que se llevan muy bien. Tanto que a Aguirre le han gustado todos los platos que ha cocinado la protagonista. Para celebrarlo, las expolíticas han bailado juntos y han pasado una noche de lo más divertida.