En la recta final de Supervivientes, las emociones están a flor de piel. Los concursantes se enfrentan al puente de las emociones para repasar su paso por el programa. El primero en cruzar este camino ha sido Tom Brusse. Para quitarse el peso que llevaba consigo mismo, el superviviente ha tenido que hacer frente a las palabras “traición”, “pecado”, “culpa” y “perdón”.
“Al leer esas cuatro palabras, me arrepiento de muchísimas cosas en mi vida”, confesaba Tom al borde de las lágrimas. El tema principal de su puente han sido las infidelidades que ha cometido a sus parejas, Melyssa y Sandra Pica. “He traicionado a Melyssa por Sandra delante de miles de personas. También he traicionado a Sandra cuando ella también me lo daba todo. No entiendo lo que me pasa a veces en mi cabeza”, ha explicado arrepentido.
Cargando con la culpa
Al tocar el tema de Sandra, quien le ha dejado definitivamente hace unos días, Tom no podía continuar hablando. Se ha derrumbado y se ha sentado en el puente sin poder contener las lágrimas. “Le he sido infiel una noche en Madrid. Se lo conté a Sandra unos días después porque estaba fatal”, confiesa el concursante. El francés se ha dado cuenta de que tiene que ser bueno con la gente que le quiere: “Ahora entiendo por qué estoy soltero”.
Al llegar al escalón de la culpa, no ha podido evitar pensar en su familia: “Les he hecho sufrir con mis actos de joven, iba a mi bola y no les hacía caso”. Cuando falleció su madre, Brusse admite que no cambió, sino que hizo todo lo contrario: “Salía siempre de fiesta, no hacía caso a mi familia, no estudiaba.. He hecho tantas cosas feas en mi vida, con mis novias, con mi familia… No me siento orgulloso de mi mismo”.
Perdonarse a sí mismo
Después de este viaje, Tom se ha dado cuenta de que puede cambiar: “No he sido agradecido y ahora tengo que ser bueno, estar con mi familia, ser leal y fiel”. En este momento, el concursante promete que va a cambiar y perdonarse a sí mismo. “El perdón más grande es para mi padre y mi hermana”, terminaba el francés.