Kiko Matamoros ha estallado en Sálvame. Sentado en una silla y acariciando un gato, como si del mismísimo Sr. Gang del Inspector Gadget, se tratara, el colaborador de Telecinco ha llamado “paletitos” a todos sus compañeros por opinar sobre su nueva casa.
Un palacete del siglo XVIII, ubicado en el casco histórico de Madrid, que esta semana descubría Lecturas y por el cual, junto a su flamante y joven novia, paga la friolera de 3.500 euros al mes.
Criticas
“Me da miedo” o “No es mi estilo” fueron tan solo algunos de los comentarios que opinaron Miguel Frigenti o Belén Estebán. De hecho, María Patiño aseveró que le daría "miedito" dormir en esa casa porque le gustan las cosas más cálidas, mientras que Frigenti añadía que le parece salida de Insidious. Unas palabras que también transcribió la princesa del pueblo, quien termino reconociendo que no le gustaba nada.
Sin embargo, a quien tampoco le gustó en absoluto fue a la experta en decoración Alicia Mesa. Para la interiorista, la excesiva mezcla de elementos y la falta de un hilo conductor en conjunto hacen que en la casa no impere un estilo y una armonía conjunta. Una razón por la cual afirmó que es “una decoración hortera”.
Su profesión frustrada
Unas palabras que han encendido al abogado, puesto que en la citada publicación alardeaba de que había sido él quien se había encargado de todo lo relacionado con la decoración. Por si fuera poco, Kiko ha desvelado cuál era su profesión frustrada y reconoce que, en su juventud, quiso estudiar Arte y Decoración, pero que su padre no se lo permitió: “Decía que tenía que estudiar algo más de hombres”.
No obstante, para él, la recreación del programa fue “un poco chusca” pero añadía que todo el mundo tiene libertad para expresarse si hay algo que le “desagrada”. Tal y como él hizo con la casa de Jesús Manuel.