Desde que se estrenó el documental de Rocío Carrasco, Rocío, contar la verdad para seguir viva, todo el país está pendiente de lo que hace ella y su familia. Una de las protagonistas es su hija, Rocío Flores, que aunque guarda silencio sobre su madre, sí que se sienta en los platós.
Y es que la hija de Antonio David se ha convertido en colaboradora del debate de Supervivientes y de El programa de Ana Rosa. Un hecho que la pone todavía más en el centro de todas las miradas. A ella y a su novio, Manuel Bedmar.
En la cabeza
Mientras su familia se tambalea, tanto Rocío Flores como su novio se hacen tatuajes. La nueva colaboradora de Telecinco se ha marcado el número 13 en la piel, un día muy significativo para ella, ya que representa la fecha en la que nació.
Manuel, más arriesgado que su chica, ha decidido tatuarse la cabeza. “Grande solo Dios”, se ha escrito el joven en la piel del cráneo. Sin embargo, la frase tiene una falta de ortografía, ya que le falta una coma. "Grande, solo Dios" habría sido la forma correcta.
Más tatuajes
Este no ha sido el único grabado que se ha realizado en las últimas horas. En otra imagen compartida en su Instagram se puede ver que también ha escrito la palabra “inefable” en su cuello.
Rocío Flores y Manuel llevan ya más de cinco años juntos y los dos comparten la pasión por los tatuajes. De hecho, también han marcado en su piel su bonita relación: uno de ellos lleva escrito “que todo fluya” y el otro “que nada influya”.