El testimonio de Rocío Carrasco continúa en el documental. El cuarto episodio de Rocío, contar la verdad para seguir viva se enmarca en el verano del 1999, cuando la hija de la más grande anunció su separación de Antonio David Flores, conoció a Fidel Albiac y su madre adoptó a Gloria Camila y a José Fernando.
Y es que dos meses después de anunciar que se separaba, Rocío conoció a Fidel.
Una nueva ilusión
“Recuerdo el primer beso a mediados de octubre en Madrid. Llegó la ilusión, el amor, el apoyo, la comprensión” ha explicado Rocío, visiblemente emocionada. “A raíz de ese primer beso, fuimos a comer, pasamos el fin de semana. Fue maravilloso, pero él se volvió a Sevilla”, ha continuado.
No obstante, aunque lo suyo fue un amor a primera vista, Rocío no comenzó su relación con Albiac hasta que este estuvo soltero, en contra de lo que Antonio David ha contado durante años. Rocío y Fidel comenzaron entonces una historia de amor que dura hasta hoy.
“La luz tras la oscuridad”
Rocío está convencida de que Fidel fue para ella “la luz tras la oscuridad”. Por si fuera poco, la protagonista del documental desmiente las informaciones contadas hasta la fecha sobre lo que pensaba La más grande de él. “La impresión fue buena porque además se dio cuenta desde primera hora cómo él era conmigo y sobre todo cómo era con sus nietos", cuenta Rocío.
Por otro lado, Rociíto confiesa que “estaba encantada con los niños”. Es decir Gloria Camila y José Fernando. De hecho, fue ella quien debido a la avanzada edad de Rocío Jurado y José Ortega Cano firmó unos documentos en los que se comprometía a hacerse cargo como tutora legal de sus hijos si a ellos les pasaba algo.