La segunda oleada de coronavirus que acecha la Comunidad Autónoma de Madrid y el resto de España no parece ir con Tamara Falcó. Y es que Tami, después de acudir al estreno de la nueva temporada de ópera en el Teatro Real de la capital, se fue de parranda con su amiga Eugenia Silva y el jugador del Atlético de Madrid Marcos Llorente.
A la cita también acudieron el modelo Albert Illescas y una chica llamada Chus de la que poco más se sabe. Aunque, según parece, podría formar parte de la empresa que representa a tan célebres personajes. Sin embargo, quienes ni estuvieron ni se les esperaba fueron el marido de Eugenia Silva, Alfonso de Borbón, y la pareja de Llorente, Patricia Noarbe, una chica de lo más deportista.
Un encuentro muy salvaje
El lugar donde se desarrolló la velada fue el restaurante Salvaje, nombre que encajaba con el vestido que la mami de Tamara Falcó se había puesto para esa misma noche. Un establecimiento de Madrid con “mucho buen rollito” y que suele frecuentar un elenco de lo más variopinto de nuestras celebrities, desde Antonia dell’Atte hasta la mismísima Oriana.
La modelo Eugenia Silva retransmitía todo cuanto ocurría de puertas para adentro del local a través de sus stories de Instagram. ¿Sería para que su marido supiera dónde y con quién estaba? Quién sabe. Lo que sí que sabemos es que no llegaron al restaurante antes de las 11 de la noche. Un horario tan poco apurado como sorprendente si se tiene en cuenta que a la una se tiene que echar el cierre.
Tamara Falcó, ¡la alegría de la fiesta!
Tamara para la ocasión lució el mismo outfit con el que horas antes acudió al Teatro Real: un vestido sedoso con volantes en tonos azul pastel, además de unos taconazos de aguja de Jimmy Choo que no parecieron impedirle mucho arrancarse a bailar en medio de la cena. El motivo de ese bamboleo no podía ser otro que la música de su hermano Enrique Iglesias y su hit Bailando, con el que lleva más de 15 millones de reproducciones.
Sea como fuere, Tamara se lo pasó en grande o al menos eso parece por lo que nos ha mostrado Eugenia Silva. Y es que, no se puede negar que Tamara es camaleónica; se adapta a todo. La que horas antes confesó haber querido ser monja en un pasado, tanto puede quedarse fascinada con una ópera de Verdi como dándolo todo dos horas después con el nuevo sencillo de reguetón de su hermano.