Mientras en España se ha abierto un debate en torno a la palabra “mariconez” que Mecano utilizó en una de sus canciones, en el extranjero la polémica tiene a Disney como protagonista. La que ha encendido la mecha ha sido Keira Knightley, que ha confesado que tiene prohibido a su hija ver dos de sus películas más emblemáticas porque van en contra de los valores que le quiere inculcar.
La actriz acudió al programa The Ellen DeGeneres Show, donde charló con la presentadora sobre su hija, de tres años de edad. Después de que confesara que ya le había dicho que de mayor quería ser "dentista" y "un león", Ellen DeGeneres le preguntó por las películas había prohibido ver a su hija en casa. Y su respuesta sorprendió a todos: La Cenicienta y La Sirenita.
¿Renunciar a la voz por un hombre?
“La Cenicienta está prohibida porque se pasa toda la película esperando a que llegue un tío rico a rescatarla. ¡No lo hagas, rescátate a ti misma!”, confesó Keira Knightley, que fue correspondida por el público que estaba en el plató con un sonoro aplauso. Una ovación que se repitió después de que argumentara por qué La Sirenita también está en su lista negra: “Y luego está otra película que me fastidia no dejar a mi hija que la vea porque realmente me gusta mucho. Es verdad que sus canciones son fantásticas, pero lo de renunciar a tu propia voz por hombre... ¿Hola?”.
A pesar del veto, Keira Knightley admitió que sí permite a su hija disfrutar con otras películas de Disney como Frozen: El Reino del Hielo, Vaiana o Buscando a Dory, cuyo personaje protagonista, curiosamente, está doblado por Ellen DeGeneres.
Alegato contradictorio
Lo que más ha llamado la atención de las declaraciones de Keira Knightley en contra de estos dos clásicos ha sido el momento escogido para realizarlo. Porque no hay que olvidar que el motivo por el que la actriz acudió al programa de televisión era para promocionar El Cascanueces y los Cuatro Reinos, un film que lleva el sello de Disney, además de que el éxito le llegó como consecuencia de la saga Piratas del Caribe, también de la fábrica de sueños.