No se trata de una moda de belleza actual pasajera, la colocación de piercings por el cuerpo o, lo que es lo mismo, hacerse perforaciones corporales para colocarse ornamentos o todo tipo de joyas, es algo que se lleva haciendo siglos y no pasa de moda. Una práctica que tiene su origen en las antiguas tribus que lo hacían como parte de sus rituales de iniciación a la vida adulta.
Muchos siglos después y con el renacer de técnicas decorativas, como era el caso de los tatuajes, los piercings volvieron a cobrar fuerza sobre todo entre la cultura punk y underground en la Europa de los años 70, como modo de protesta social y de disconformidad de la sociedad establecida. Sin embargo, en las últimas décadas el status de las perforaciones corporales ha cambiado y ahora lo llevan todo tipo y clase de personas.
Antes de hacerse un piercing
La primera máxima antes de hacerse un piercing, es pensar bien la decisión, meditarla y estar convencido de lo que supone ese agujero en el cuerpo, por pequeño que sea. Pero, además de este consejo hay toda una serie de recomendaciones para los que todavía estén dudosos en si hacerse o no un piercing. Y una de las más importantes es que este trabajo debe hacerlo siempre un profesional, que garantice que los materiales son homologados y desechables, en establecimiento con todas las garantías de seguridad e higiene.
Una vez con la perforación hecha y ya en casa, se debe ser muy riguroso a la hora de cuidar ese piercing para que no haya riesgo de infección. Entre esos cuidados está el lavar la zona con agua y jabón, aplicar de vez en cuando suero fisiológico para ir curando la herida, secar muy bien toda la zona para que no haya restos de humedad y evitar el uso de prendas ceñidas que puedan molestar e irritar esa parte del cuerpo con el roce.