Cataluña es, sin lugar a dudas, un paraíso para quienes quieren disfrutar de su pasión por la bicicleta recorriendo parajes de singular belleza, ya sea por carreteras costeras, por zonas interiores o ascendiendo los impresionantes puertos que hay en los Pirineos Orientales.
Y es precisamente ahí donde cualquier amante del ciclismo puede dar lo mejor de sí mismo para ascender altos que ya pueden catalogarse como míticos en el ciclismo catalán. Por supuesto, no se trata de hacerlo a modo de competición, aunque sí que se puede emular a los profesionales que son capaces de recorrerlos a velocidades imposibles para cualquier aficionado.
Pla de Beret
Quizás el más famoso de todos en competiciones por etapas es Pla de Beret (Lleida), especialmente en la Vuelta a España, donde se suele recorrer e incluso ha supuesto final de etapa. En sus rampas se han coronado desde Alex Zülle hasta Joaquim Rodríguez o David Moncoutié.
Pero cualquiera que se sienta con fuerzas puede intentar subir los 21,7 kilómetros que tiene (con un desnivel de 884 metros de altura). No es un puerto que se caracterice por unas rampas imposibles, ya que las más pronunciadas están en un 7%, pero hay que tener en cuenta que es un puerto muy largo y que la pendiente media es del 4,1%.
Puerto de la Bonaigua
Otro de los puertos más famosos de Cataluña para ascender a dos ruedas es el de la Bonaigua (Lleida), que se encuentra a más de 2.000 metros entre el Vall d'Aràn y Pallars Sobirá. Es algo más duro que el anterior puesto que a una longitud que casi llega a los 20 kilómetros hay que sumarle una pendiente media del 6%, lo que implica un mayor esfuerzo en muchas partes de la subida, llegando a acercarse al 10%.
En ese caso --y en todos--, el ciclista debe dosificar bien las fuerzas, ya que los puertos tan largos pueden atragantarse, y más en el caso de la Bonaigua, en cuyo tramo final puede azotar el viento.
Alto de la Rabassa
Menos televisivo que los dos anteriores es el Alto de la Rabassa (Lleida), que aunque está básicamente en Andorra, se queda a pocos metros de la frontera catalana, con lo que se puede disfrutar de igual modo. Además, en este caso se trata de un puerto que tiene dos vertientes que salen y terminan en el mismo punto, siendo la que pasa por Juberri la más habitual (no en vano, por allí ha pasado la Vuelta a España).
Este alto cuenta con un desnivel medio del 6,4% en los más de 17 kilómetros que tiene de longitud. Eso sí, hay que tener en cuenta que las rampas más duras se dan al principio de la ascensión, superando en algún momento el 10% de desnivel. Es a partir del séptimo kilómetro cuando este se suaviza y oscila en torno al 4% y al 6% hasta el final.
Col de Pal
Otro puerto de la geografía catalana que destaca por la dureza de su ascensión es el Col de Pal (Barcelona), situado entre el Berguedá y la Cerdanya. La longitud supera los 19 kilómetros y el desnivel medio es del 6,6%, aunque hay rampas de hasta el 13%, lo que supone todo un reto para los ciclistas, que habrán de estar en perfecta forma y contar con el material adecuado (una bicicleta preparada para mover desarrollos muy pequeños) si quieren coronar con todas las garantías este puerto en el que se remontan 1.285 metros.
Y es que en el Col de Pal no hay tiempo para el descanso, es decir, no hay kilómetros en los que el desnivel baja a casi cero y, por lo tanto, suponen un alivio para los deportistas.
Estaciones de esquí
Para finalizar este periplo por alguno de los puertos de montaña más famosos de los Pirineos Orientales que se puede subir en bicicleta, apuntamos un par de estaciones de esquí a las que se puede ascender.
Por un lado, está la estación de esquí de Boí-Taüll (Lleida), en la comarca de la Alta Ribagorça, a la que se llega por un puerto bastante tendido que tiene una pendiente media que no llega al 5% y en la que se recorren cerca de 17 kilómetros. Y por otro lado, hallamos las pistas de Vallter 2000 (Girona), en el valle de Camprodón, cuyo puerto es algo más corto que los anteriores (12,2 kilómetros) pero bastante explosivo, ya que la pendiente media supera el 7% y hay tramos en los que incluso se llega al 12%.