A los eventos familiares de la pasada Navidad y las compras típicas de ese momento del año, se suman ahora las rebajas y las aglomeraciones características de este periodo de compras. De vez en cuando, tomarse un respiro y desconectar del estrés de la gran ciudad puede ser la mejor solución para recargar fuerzas.
Por eso, hoy vemos una selección de destinos, muy próximos a la ciudad de Barcelona, en los que encontrar la escapada perfecta para huir de la rutina y de los problemas propios del día a día, apostando por lugares más tranquilos y apacibles que alejen el estrés.
Cadaqués
Cadaqués es el pueblo pesquero por excelencia de Cataluña. A lo largo de sus calles empedradas y los diferentes atractivos turísticos que hay repartidos en su casco antiguo, se encuentra una amplia selección de bares y restaurantes de esencia marinera en los que será posible degustar pescado, arroces y marisco de lo más fresco, siempre al mejor precio. Además, durante esta época del año, es uno de los mejores momentos para disfrutar de toda su belleza sin sufrir las aglomeraciones típicas del verano.
La ciudad fortificada en el Ayuntamiento y la Casa Museo de Salvador Dalí son dos de los principales puntos de interés que conviene visitar. No obstante, un recorrido a través del casco antiguo, impregnado de una esencia medieval, es la mejor opción para disfrutar al máximo de todos sus encantos.
Peratallada
Peratallada conforma una escapada única difícil de olvidar. Un espacio propicio para olvidarse de los miles de turistas que recorren cada día Barcelona, de las compras, el tráfico y de todo lo relacionado con la gran ciudad. Su núcleo urbano, de carácter medieval, es uno de los mejor conservados de toda Cataluña, respirando un ambiente muy tradicional, capaz de enamorar a cualquier visitante.
En sus calles se concentran una gran cantidad de tiendas de artesanía, además de diferentes restaurantes y bares a los que acudir a disfrutar de los platos más típicos de la gastronomía catalana. Por su proximidad con Barcelona, es un destino perfecto para hacer una excursión de un día. No en vano, todos aquellos que lo deseen, pueden hacer noche en las muchas casas rurales que hay en las inmediaciones, a las que acudir para disfrutar de un fin de semana repleto de paz y tranquilidad.
Miravet
Miravet es muy conocido por los vecinos de Cataluña por la belleza que desprenden sus calles. Este pueblo se sitúa en la pendiente de una colina que bordea el río Ebro, por lo que todas sus calles parecen precipitarse directamente sobre el mar, propiciando una estampa muy bonita y sorprendente.
A nivel histórico, el casco antiguo de la ciudad está plagado de rincones y restos arqueológicos que merece la pena visitar. A nivel comercial, no es un lugar demasiado activo, pero al estar envuelto por la naturaleza, sumado a su su carácter medieval, hacen de su visita una experiencia difícil de igualar.
Sitges
Situado a solo 40 kilómetros del centro de Barcelona, Sitges es una de las escapadas más recurrentes entre los vecinos de la ciudad. A nivel cultural, es una de las poblaciones más dinámicas que existen en la provincia, con diferentes manifestaciones en forma de festivales de cine, poesía y jazz, además de una gran cantidad de conciertos que se concentran en sus calles en cualquier época del año.
En cuanto a la gastronomía, también es uno de los destinos más recomendados, debido a los muchos bares y restaurantes a los que se puede acudir a tomar algo en sus terrazas. Durante el verano, esta ciudad costera es muy visitada por los turistas que llegan desde cualquier parte del mundo. No obstante, en invierno es una ciudad muy tranquila que merece la pena visitar para empaparse al máximo de su esencia.
Girona
El último destino de la lista es uno de esos lugares a los que puedes acudir en cualquier momento del año, Girona. Una ciudad muy especial que, pese a su proximidad con Barcelona, supone un cambio de escenario especialmente significativo.
Calles empedradas, la presencia de una catedral gótica, en cuyas escaleras se llegaron a rodar varias escenas de Juego de Tronos, y una oferta gastronómica que nada tiene que envidiar a la de otras capitales del mundo.