La noche del 5 de enero siempre será la Noche de Reyes. Una velada en la que las calles de las ciudades se llenan de carrozas, luz y música para recibir a los Reyes Magos y en la que todos, niños y mayores, van a la cama con la ilusión de que, por la mañana, sus Majestades hayan conseguido hacer su magia. Por supuesto, esta noche no está exenta de algunas tradiciones que se repiten año tras año, para hacer que el 5 de enero sea aún más especial e inolvidable.
Ir a ver la Cabalgata, poner los zapatos debajo del árbol o dejar leche y galletas para los Reyes y sus camellos son las más típicas, pero hay otras algo más originales que, si se desconocían hasta la fecha, se pueden incluir en dicha rutina para recuperar la ilusión de los más pequeños y revivir la magia de la noche del 5 al 6 de enero.
Ver la Cabalgata
Es la más típica, pero también la que no debe faltar. En todas las ciudades del país, la tarde-noche del 5 de enero sale a pasear una espectacular Cabalgata, que actúa como punto de encuentro para que los niños (y los mayores) puedan ver a los Reyes Magos mientras tiene lugar una divertida lluvia de caramelos.
Es una tradición que, lejos de apagarse, va cobrando fuerza año tras año. De hecho, desde los ayuntamientos y asociaciones encargadas de gestionarla se hacen cada vez más esfuerzos para que estos desfiles luzcan más llamativos y originales.
Preparar la casa
Tras ver la Cabalgata, se regresa temprano a casa y se prepara el salón para que los Reyes Magos puedan llegar por la noche. En este sentido, hay dos costumbres que casi siempre se cumplen. En primer lugar, se debe señalar de alguna manera dónde dejar los regalos. En España la tradición manda hacerlo con los zapatos de cada miembro de la familia. En segundo lugar, se deja comida y bebida tanto para los Reyes Magos como para los camellos. Tres vasos de agua y tres vasos de leche con galletas suele ser lo habitual, aunque se puede innovar.
Tampoco hay que olvidar que los Reyes son magos y, como tal, se debe cerrar la puerta de la casa como cualquier otra noche. Ellos sabrán entrar, aunque esté cerrada. Nunca hay que dejar la puerta abierta o sin las cerraduras habituales.
Un desayuno muy especial
Otra de las tradiciones de la Noche de Reyes es preparar el desayuno que se tomará al día siguiente, justo después de abrir los regalos en familia. Este suele consistir en un chocolate caliente y un roscón de Reyes. Ambos se pueden hacer caseros, aunque en la mayoría de ocasiones se compra en una pastelería o panadería.
El roscón también guarda otra tradición, en torno a las dos figuras que hay en su interior: el rey y el haba. Cuenta la leyenda que quien saque el rey será premiado con la corona que regalan los roscones, mientras que quien saque el haba tendrá que pagar el dulce.
Dormir temprano
Después de ver la Cabalgata y preparar la casa para la llegada de los Reyes Magos, con los zapatos bajo el árbol y el tentempié para los visitantes, la última gran tradición de esta noche es acostarse temprano para así pasar menos nervios y permitir que los Reyes hagan su trabajo.
No se les debe molestar bajo ningún concepto ni poner trampas para espiarles, ya que se darán cuenta y pasarán de largo. ¡No pueden ser vistos! Además de acostarse temprano, hay que tener en cuenta que no es necesario madrugar. El 6 de enero es un día festivo y, por tanto, se puede aprovechar para descansar y permanecer en la cama un poco más de lo habitual… Si los nervios lo permiten. Los regalos van a seguir en el salón hasta que se vaya a abrirlos, cerrando así, tras el desayuno con el roscón, una Navidad más.