En la época postfranquista, los avances en el desarrollo urbano de las principales ciudades dieron lugar a la implementación de diversas regulaciones viales. Los planificadores urbanos no se vieron limitados por las características topográficas, lo que les brindó la oportunidad de expresar su creatividad sin restricciones.
Un ejemplo de esto es la región de Vallés, en Barcelona, ya que en este lugar se encuentra la ciudad de Badia de Vallés. Sus orígenes se remontan a 1973 y, en 1994, adquirió la condición de municipio independiente.
Lo curioso del asunto es que cuenta con una población de más de 13.000 habitantes y su diseño urbano recrea el contorno de la Península Ibérica, incluyendo Portugal y las islas Baleares.
Una forma singular
Los nombres de las calles y avenidas se parecen a las ubicaciones correspondientes en este mapa. La Avenida del Cantábrico recorre el área superior, mientras que la Avenida de la Mediterránea corresponde a la parte Este de la Península.
En su interior, podemos encontrar vías como la calle Oporto, la avenida Vía de la Plata, la calle Bética, la calle Mancha, la avenida Burgos, la calle Zaragoza, la calle Mallorca, la calle Ibiza, la calle Menorca y la avenida Costa Brava.
La segregación de Badia del Vallés de las localidades de Barberá del Vallés y Cerdanyola del Vallés ocurrió en los años 70, atrayendo así a migrantes procedentes del sur de la península ibérica. Es por ello que su emblema adoptó la figura de una golondrina, como símbolo de la migración. Curioso, ¿no?