Se registra una multa por exceso de velocidad cada 42 segundos en las carreteras catalanas, según reveló el Servei Català de Trànsit en su informe anual de 2022. Durante ese año, se contabilizaron un total de 758.659 infracciones en todo el territorio.
La cantidad de dinero recaudado ascendió a 83 millones de euros, cifra que se alinea con la media de los últimos diez años, según los datos proporcionados por Trànsit y por la ACN. A pesar de estos números, el SCT negó que su enfoque estuviera en la recaudación. Para respaldar esta afirmación, destacaron la presencia de 200 radares en funcionamiento, de los cuales 40 eran radares de tramo. Estos dispositivos habían contribuido a una disminución sustancial de accidentes mortales o con heridos graves, en rangos que oscilaban entre el 65 % y el 80 %, en las áreas bajo la vigilancia de los cinemómetros.
Los dos radares de Cataluña que más multan
El radar de tramo localizado en la autopista AP-7, entre Ulldecona y Amposta, en Montsià y el radar de la C-31 en Castell d'Aro, en el Empordà, fueron identificados como los que más multan en Cataluña.
Conforme a las estadísticas, estos dos radares "cazaron" a casi 60.000 conductores durante el año pasado generando multas que, en conjunto, superaron los 13 millones de euros. En un promedio diario, tanto uno como otro lograron capturar imágenes de unos 160 vehículos excediendo los límites de velocidad.
De hecho, el radar de tramo en la autopista de Terres de l'Ebre es el líder en cuanto a número de sanciones en Cataluña. Está ubicado en la dirección norte y emitió un total de 59.036 sanciones durante 2022; lo que se tradujo en una recaudación de 6,6 millones de euros.
Inmediatamente después, otro radar se ganó la reputación de ser un "clásico" en el ámbito de las multas. Se encontraba en la C-31, dirección norte, justo después de la salida que lleva a S'Agaró y Castell d'Aro. En esta ubicación, donde el límite de velocidad era de 80 km/h, se emitieron 57.927 sanciones en 2022, con una cuantía total de 6,52 millones de euros.
El análisis de los últimos diez años, entre 2013 y 2022, revela que el radar en dirección Barcelona de la AP-7 y el de dirección Palamós de la C-31 son los que han identificado a más infractores, con 469.281 y 368.490 sanciones, respectivamente.
El impacto positivo de los radares
Esta expansión en la red de radares ha tenido un impacto positivo en términos de seguridad vial, ya que ha implicado una reducción significativa de accidentes fatales o con heridos, en los puntos donde estos dos radares operan. En concreto, la presencia de estos dispositivos ha llevado a una disminución del 79,5 % en accidentes con víctimas en el tramo de la AP-7, y una reducción aún más impresionante del 93,5 % en los tres kilómetros alrededor del radar de la C-31.
El podio de los radares con más multas en 2022 lo completa el antiguo cinemómetro de la C-17 en Centelles, dirección Barcelona, que generó 36.099 multas con un total de 3,8 millones de euros en sanciones. En la región de Osona, destaca un radar ubicado en la misma carretera cerca de Seva, pero esta vez en dirección Vic. Durante el año pasado, este radar capturó a 21.656 infractores, con multas que sumaron un total de 2,24 millones de euros.