El desayuno es una de las comidas más importantes del día. Aunque, en realidad, lo son todas y cada una de ellas: la calidad de nuestras comidas influye en nuestro organismo de forma directa. Eso sí que es lo más relevante de todo.
Es por este motivo, el desayuno debe ser igual de saludable que el almuerzo, la comida, la merienda o la cena. Es la primera que hacemos en nuestro día, ya sea a primera hora nada más levantarnos o un poco más tarde a lo largo de la mañana.
Y lo cierto es que no existe un desayuno ideal, pero sí que tenemos a nuestra disposición un amplio abanico de posibilidades: tiene que tratarse, como decíamos, de algo saludable, como, por ejemplo, lácteo, cereales o fruta, entre otros.
¿Qué hay que comer en el desayuno?
Sin hablar cantidades, los desayunos deben incluir alimentos saludables de los diferentes grupos y el equilibrio entre estos debe conseguirse en el conjunto de las comidas del día y no en una sola de ellas.
A continuación, te dejamos una breve lista, avalada por nutricionistas especializados, con algunas ideas para desayunar:
- Fruta: troceada o compota
- Vegetales crudos: Tomate, pepino u hojas de lechuga
- Cereales integrales: pan integral, copos de avena, trigo sarraceno o copos de maíz
- Lácteos naturales: leche, queso fresco, batido, requesón o yogur
- Proteína animal: atún, salmón, huevo, pavo o pollo
- Proteína vegetal: hummus, seitan o tofu
- Grasa saludable: frutos secos tostados, semillas, aguacate o aceite
- Otros: cacao puro o chocolate del 80-90%
Este es el desayuno más típico en Cataluña
El plato más internacional de la cocina catalana es algo tan sencillo como pan con tomate. Aunque se puede hacer de diferentes maneras, la elaboración clásica de Cataluña incluye pan Pagés, una variedad de pan rústico proveniente de la zona rural de esta región, y tomates maduros de la huerta. Se le suele añadir, además, sal y aceite de oliva.
Algunas variedades poseen, además, acompañamiento con embutidos u otras verduras u hortalizas, aunque la receta clásica es tan solo pan, tomate, aceite y sal. Lo cierto es que, aunque no se tiene constancia del origen de esta receta tan sencilla, la primera referencia escrita que se tiene sobre ella data de 1884.