Muchos las odian, otros las consideran necesarias para reducir el uso del coche que sólo favorece a contaminar más el Planeta. Lo cierto es que las autopistas son las vías más rápidas para llegar a destino, siempre que no se produzcan embotellamientos.
La llegada del automóvil en España fue muy bien recibida, sobre todo, en las grandes ciudades. Las ganas de viajar, salir del lugar de residencia habitual e ir a ver a la familia imperaron y en los años 60 se decidió poner medidas.
La llegada del peaje
La dictadura empezó a crear vías de conexión rápidas como autovías y autopistas. Muchas de ellas no tenían peajes. Hasta que decidieron que, por el frecuente uso y para un mejor mantenimiento, sería necesario poner un peaje de pago.
Franco consideró que el mejor lugar para experimentar su funcionamiento era Cataluña, en concreto la provincia de Barcelona. El Decreto-Ley 5/1966, del 23 de julio de 1966, aprobó construir la construcción de una autopista que conectara en Barcelona-La Junquera. Y allí en medio, tres años después, apareció el primer peaje.
Inauguración
Era 2 de julio de 1969 cuando oficialmente se estrenaba la primera autopista de pago que unía Montgat con Mataró. Y sí, sigue en activo. Es la que actualmente se conoce como Autopista del Maresme, en la C-32.
El objetivo de ese tramo con peaje era mejorar las conexiones dentro de la provincia de Barcelona y que sus habitantes tuvieran más fácil ir a la costa. Un año antes ya se había inaugurado el tramo Badalona-Mongat y anteriormente Badalona tenía ya conexión por carretera por la plaza de les Glòries de Barcelona.
De los 60 a hoy
Esta autopista fue creciendo desde entonces. Primero vino la ronda de Mataró, en 1994 la conexión de la capital del Maresme con Palafolls y en 2010 se extendió de allí a Tordera. Han pasado 57 años desde la aprobación del proyecto de conexión con la Junquera por la costa y se supone que ha de llegar un momento en que, poco antes de Girona, la C-32 conecte con la AP-7 y llegue a Francia.
Mientras la población sigue a la espera de que esa infraestructura sea una realidad, lo único que se ha conseguido o perdido es el peaje. El gobierno de Pedro Sánchez escuchó la demanda de la Generalitat y, desde el 1 de agosto de 2022, eliminó todos los peajes de esa carretera (había dos). Ahora, Europa recuerda la necesidad de volver a pagar por circular a mayor velocidad para luchar contra el cambio climático.
Eso sí, el plan de autopistas de peaje funcionó. Se extendieron por buena parte de España y todavía quedan unas cuantas esparcidas por el territorio.