La llegada del tren no fue del todo fácil. Hay zonas en que la orografía no ayuda y menos a principios del siglo XX, cuando no se tenía la tecnología actual. Hay lugares de Girona que, a pesar de querer que llegara alguna locomotora a sus tierras, no les fue fácil.
Uno de estos pueblos fue Banyoles. Ya incluso en el siglo XIX, en 1877 se quiso construir las vías que unieran Girona con el balneario de la Font Pudosa. No fue posible. Luego se quisieron hacer ramales, más tarde, en 1904 conectar Girona con Francia y que pasara por el municipio. Nada. La localidad tuvo que esperar 24 años más a ver llegar el ferrocarril.
Llegada del tren
El diseño se preparó en 1910. La Compañía de Ferrocarriles de Catalunya quiso hacer un ramal en la vía que unía Girona con Flaçà y consiguió su aprobación en 1912. En 1926 empezaron a circular los primeros convoyes de mercancías. El 16 de marzo de 1928 el tren llegaba a Banyoles.
La acogida de este nuevo medio de transporte fue muy buena. Desde hacía décadas lo esperaban y tenían la esperanza de que la línea conectara más adelante con Olot. No sucedió.
Características básicas
Antes de que llegaran las decepciones, los ciudadanos de Banyoles celebraron la llegada del ferrocarril. Con varias paradas y bajadores, les permitía a los vecinos ir más rápido al trabajo y conocer mejor el territorio en alguna escapada.
A pesar de ser considerado un tranvía, Banyoles era final de trayecto y la estación era de unas dimensiones considerables. Ocupaba una explanada norma a la que llegaban hasta cinco vías, una placa giratoria para dar la vuelta a las máquinas y un depósito de agua.
Todo preparado
Cabe recordar que allí llegaban trenes de pasajeros y de mercancías, por los que había también dos muelles de carca y descarga. Uno de ellos, el que estaba cerrado y a cubierto, se usaba de almacén.
La estación no era tan vistosa. Era de una sola planta y disponía de una sala de espera, Más allá de tener un despacho y departamento de manufactura, el resto del edificio se usaba como hospedaje pare el personal.
Golpe de realidad
Todo eso que parecía muy bonito, que fue tan deseado y bien recibido, poco a poco, se fue dando de bruces con la realidad. Los vecinos y usuarios se dieron cuenta de que este tren no era de lo mejor que había en el mercado: corría poco, era muy pequeño y las subidas que tenía que superar hasta llegar a Banyoles las recorría con mucho, demasiado esfuerzo.
Entre el bajador de la República y la estación de Pont Major, se tenía que separar la máquina de los vagones y movilizar estos de uno en uno hasta superar el desnivel. El tiempo que se perdía era más que considerable.
Bautismo y canción
Ante esta situación, los vecinos le decidieron poner el apelativo de tren pinxo. ¿Por qué pinchó en su llegada a Banyoles? Es más que probable. Las quejas eran tales que algunos con mayor ingenio crearon una canción dedicada a este ferrocarril en el que desglosaba de forma clara y directa todos sus defectos. El humor que no falte.
Canción del Tren pinxo
El Tren Pinxo de Banyoles
és el més petit que hi ha
Fet de llaunes i cassoles
i cascos de bacallà.
Passa per la carretera
com si un llamp colpís l'espai.
Quan troba una pujada
ja s'atura a mig camí.
Un matí de primavera
se'n va anar a ca l'adroguer
trencà vidres i finestres
i a la fi sortí al carrer.
I, dóna temps al maquinista
d'anar a beure un got de vi.
Cierre y reinvención
El fracaso de la línea fue absoluto. Menos de 30 años después de su inauguración, en 1956, dejó de circular. Sólo ha quedado el recuerdo, la canción popular y una estación antigua. Allí, frente a ella, se conservan algunos vagones de la época.
El ayuntamiento decidió en su día usarlo para hacer rutas breves por la zona, a modo de recordatorio de la llegada del tren a la ciudad. Poco más. Aun así, el tren pinxo como tal sigue vive, ahora lleva este nombre el tren turístico a ruedas que recorre el municipio.