Woody Allen es un amante de Barcelona. Ya ha rodado una película aquí, vino a presentar Golpe de suerte y ha actuado con su banda en más de una ocasión. Y cuando viene tiene claro dónde ir: a un hotel de lujo.

Esto puede resultar una obviedad, las estrellas siempre se alojan en este tipo de establecimientos. Pero no todo aquel que viene a la capital de Cataluña se aloja en el mismo lugar que el cineasta. Un claro ejemplo reciente fue Timothée Chalamet que optó por dormir en el Ars.

Historia 

Allen, así como otras estrellas de la talla de Johnny Depp, François Ozon o Juliette Binoche, entre otras, son fans de un hotel en particular, un monumento en sí mismo como se puede leer en su entrada: la Casa Fuster.

Este edificio, situado al inicio del bicentenario Passeig de Gràcia, fue construido en 1908 por el arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner y gracias a su estilo arquitectónico es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Con estas credenciales fue considerada la casa más cara de la ciudad. Ahora, desde 2004, es el hotel más caro. Y también el más exclusivo, el más bello, el más extraordinario. El hotel de las estrellas.

Hotel Casa Fuster EP

Servicios exclusivos 

¿Qué tiene entonces esta casa-hotel-monumento? Para empezar todo lo anterior. Pero también una terraza con las mejores vistas al Eixample de Barcelona. Desde el bar-restaurante rooftop uno ve toda la bajada de Paseo de Gracia hasta el centro de la urbe rodeada de las islas diseñadas por Ildefons Cerdà.

Además de la piscina, también hay un gimnasio abierto las 24 horas, servicio de peluquería y belleza, masajes y servicio de spa. Lujos acompañados de una musicalidad excelente que puede disfrutarse en su jazz club. El mismo Woody Allen baja cada tanto hasta allí para unirse a la banda cuando se encuentra allí alojado.

Las habitaciones 

Y antes de hablar de las habitaciones para sus huéspedes, destacar el Café Vienés de su planta baja. Sus cómodos sofás, su piano presidencial y una barra de bar al estilo más clásico conviven con las columnas de mármol y los ventanales de formas curvas de la vanguardia modernista.

Sus 105 habitaciones repartidas en 12 pisos hacen el resto para convencer a las estrellas. La más pequeña es de 25 metros cuadrados y cuenta hasta con mesa de trabajo y la Gran Suite, situada en la fachada dispone de 105 m2, tiene hasta su propia sala de estar. Y todo ello con un perfume con base de madera de roble y toques de lavanda, cardamomo, sándalo y nuez moscada entre otros aromas. Un placer para todos los sentidos, aunque no para todos los bolsillos.