A pesar de la sequía, Cataluña esconde manantiales de excepción. Famosas son las termas de Vichy o las famosas Caldes de Boí y de Montbui, pero en medio del Pirineo se esconde uno mucho más antiguo y casi abandonado, el antiguo balneario de la Font Picant, en Sant Hilari Sacalm.

Hace unos años. En 1992 la Generalitat, actual propietaria de estas dependencias, lo rehabilitó para usos de Bienestar Social. Claro que si uno quiere organizar algún evento, fiesta o presentación, la planta baja está ya preparada para ello.

Descubrimiento 

Pero lo de las fiestas es más del siglo XXI. Sus descubridores dieron con este lugar en el siglo XVI y ni siquiera eran humanos. Eran varias las vacas y bueyes que se perdían por la vegetación para beber las aguas que de allí surgían. Finalmente, los ganaderos fueron a observar donde iban sus animales y dieron con la fuente natural.

La Font Picant

No les costó saber de sus beneficios. Poco a poco, se dieron cuenta de que iban más al baño y tenían más hambre. Claro que, una vez más, fueron los bueyes los que tuvieron la clave. Uno de ellos, enfermos, sanó tras beber de ese manantial.

Cinco fuentes 

La primera información técnica y científica de estas aguas data de 1779, escritas por un médico de Sant Hilari, el doctor Gravalosa. Desde entonces, el pueblo no dejó de atraer a habitantes y curiosos y entre los siglos XIX y XX. Y se empezó a indagar en el terreno.

Sant Hilari Sacalm (Girona) cuenta con cinco fuentes. La más antigua y la que más propiedades medicinales tiene es la de Sant Josep o Font Picant. Es muy rica en dióxido de carbono y carbonatos, ideal para litiasis. En 1877, hallan dos más: la Font de Santa Escolàstica, la más recomendable para curar gastralgias y enfermedades de estómago, y la de Santa Teresa, que se usan más para enfermedades de hígado y colelitiasis. Las últimas en descubrirse fueron la Font de Santa Modesta (1878), rica en hierro y aplicable sobre todo en casos de clorosis y anemia y la Font de Sant Joan (1880), agua de débil mineralización con hierro que se suele usar para lo mismo.

Vista del Balneario de la Font Picant

Construcción 

Con el hallazgo de este último manantial, arrancó la construcción del actual edificio. La inauguración fue el 15 de junio de 1881, entonces tenía sólo una planta. 14 años más tardes, en 1895, se añadieron cuatro plantas más.

Rebautizado como Hotel Martín, a la llegada del siglo XX el balneario ya contaba con 250 habitaciones y todo tipo de servicios: billares, sala de fiesta, restaurante, cocina… Pero la Guerra Civil acabó con todo eso.

Del franquismo a la actualidad 

El conflicto bélico provocó que todas esas salas de descanso se convirtieran en habitaciones de un hospital militar. Ya durante el franquismo, ya con serios desperfectos, se dejó de usar. Hasta que la Generalitat y los excursionistas lo han devuelto a la vida.

Ahora, los curiosos pueden asomarse a sus imperiales jardines, ahora cubiertos por las hojas de los árboles que lo rodean. La fachada está completamente conservada e incluso tres de las cinco fuentes se pueden volver a usar. Una de ellas, incluso mantiene una de las antiguas botellas de agua que se envasaban por aquella época.

Postal del Balneario de la Font Picant

Cómo llegar 

Quien quiera asomarse a este antiguo balneario sólo debe pagar cuatro euros y explorar la zona con un guía que cuenta la historia con más detalle. No defrauda a nadie. Eso sí, que no cuenten con entrar hasta allí en coche. Se deja en la puerta o dónde se pueda, ya que está en medio de la carretera GI-542.

Para llegar desde Barcelona hay dos opciones. Tomar la A-7, salir en Hostalric y seguir por la GI-553 más allá de Arbúcies, e incluso de Sant Hilari Sacalm. Y allí, en medio de la GI-542, en el kilómetro 20 están las puertas de este balneario. La opción de la C-17 es otra. Una vez se llega a Vic, se toma la C-25 y antes de llegar a Joanet, desviarse por la GI-550 en dirección Sant Hilari Sacalm. Y allí, de nuevo, hasta la Font Picant.