¿Planeas una escapada de última hora antes de que termine el verano, pero quieres salir un poco de tu zona de confort y ver qué hay más allá de Cataluña? Pues hoy te recomendamos una de las joyas más escondidas de Menorca: Binibeca.

Los encantos de Binibeca

Las fachadas blancas y la arquitectura sencilla de Binibeca evocan la esencia de los pueblos pesqueros de antaño. En la actualidad, Binibeca se ha convertido en un destino turístico imperdible al explorar la isla durante las vacaciones, siempre y cuando se respete su atmósfera de calma y silencio.

Binibeca se estableció con el objetivo de ser un pueblo idílico que atrajera a mentes creativas, bohemias y escritores, encontrando en él un rincón perfecto para su inspiración. Esta visión se materializó, y uno de los pintores más renombrados de la zona, Frances Poch Romeu, quedó cautivado por Binibeca, plasmando su belleza en numerosas ocasiones. Así, un grupo de promotores decidió erigir esta pequeña zona costera con alrededor de 165 casas, locales y tiendas.

Se priorizó la uniformidad arquitectónica, lo cual se refleja en las pulcras fachadas encaladas de las casas, balcones de madera y estructuras de baja altura. La primera casa construida fue Casa Candi, y las últimas edificaciones vieron la luz en los años 70. Carteles que promueven la serenidad y el disfrute pausado adornan el pueblo, en un llamado a respetar la tranquilidad y los vecinos.

Así se forjó Binibeca gradualmente, sin muchos planos preestablecidos, evolucionando conforme se integraba con el terreno circundante.

Qué ver en Binibeca

Sus calles intrincadas y empinadas, casas blancas con balcones de madera, y una estructura arquitectónica uniforme caracterizan a Binibeca. Con apenas 200 familias como habitantes, evoca la estética blanca de las Islas Griegas. Si optas por visitarlo, no dejes de recorrer la iglesia de Binibeca, la Plaza Mayor y el paseo marítimo, los primeros puntos de interés construidos.

Para culminar la jornada, el pintoresco embarcadero aguarda: pequeño pero cautivador. Ahí, las embarcaciones se balancean bajo el sol del Mediterráneo.

Binibeca

Playas y calas

Además de recorrer las calles o admirar los techos blancos que se alzan sobre el mar, te aguardan playas y calas en Binibeca.

La playa de Binibeca, conocida también como playa de Binibèquer, está en una urbanización, pero su encanto persiste. Rodeada de pinos, con aguas cristalinas y arena dorada, es un rincón especial. Situada a 6 kilómetros de Sant Lluís y 12 kilómetros de Mahón.

Cala Torret, rodeada de rocas, ofrece un ambiente diferente, ideal para practicar esnórquel y submarinismo. Ubicada en la urbanización del mismo nombre, cuenta con chiringuitos y zonas de sombra bajo los pinos.

Cala Biniancolla, al sureste de Menorca, entre Binibeca y Punta Prima, es pequeña y coqueta, con opciones de alojamiento y un hotel, además de barcos anclados para explorar la isla.

Otros tesoros en Menorca

En Menorca, abundan pueblos encantadores, desde los recientes como Binibeca hasta los de larga historia. Entre ellos destacan:

Ferrerías, famoso por sus fábricas de calzado y su casco urbano con elementos como el castillo de Santa Águeda y la iglesia de San Bartolomé.

Fornells, reconocido por la caldereta de langosta y su atmósfera marinera, con coloridas casitas y una torre de vigilancia británica.

Es Mercadal, epicentro de la isla, con el Monte Toro y su mercado semanal.

Alayor, con calles empedradas y el pintoresco patio de Sa Llura.

Es Castells, el punto más oriental de España, marcado por la influencia británica y el muelle de Cales Fonts.

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