Ubicado en el encantador municipio de Blanes, en plena Costa Brava, se despliega el asombroso Jardín Botánico de Marimurtra, un tesoro natural que nos deleita con su riqueza vegetal y nos cautiva con las impresionantes vistas de los acantilados que lo abrazan. Este rincón de la provincia de Girona ostenta con orgullo el título de ser el más destacado jardín botánico mediterráneo de Europa, una afirmación que se torna completamente evidente después de una visita.
Diversidad vegetal
El jardín, estratégicamente ubicado sobre los acantilados bañados por las aguas del Mediterráneo, alberga un sorprendente abanico de aproximadamente cuatro mil especies vegetales distintas, en su mayoría provenientes de lugares exóticos. Entre esta exuberante flora, se encuentran ejemplares notables por su longevidad y dimensiones, añadiendo aún más atractivo al conjunto.
Un oasis de especies
La variada colección de especies, procedentes de diversos rincones del planeta, sumerge al visitante en un paraíso botánico mágico, al mismo tiempo que brinda conocimientos sobre botánica, ciencia y los paisajes característicos de la Costa Brava. Los senderos nos guían por un recorrido que abarca desde un bosque de bambú del Oriente hasta los extensos parajes áridos de América, pasando por los pintorescos escenarios de Australia y las densas junglas tropicales. La fauna también se hace presente, con insectos y aves que aportan vida al lugar: gallinas en un huerto ecológico, un refugio para insectos y numerosos nidos de aves.
Un legado arquitectónico
La historia del Jardín Botánico de Marimurtra se remonta a la figura de Carl Faust, un empresario alemán radicado en Cataluña. En 1924, Faust materializó su pasión por la naturaleza al dar vida a este singular espacio botánico. Además de su espléndida flora, el jardín también alberga tesoros arquitectónicos que cautivan la mirada. El Templet de Linné, de arquitectura romántica, se erige como un elemento distintivo y nos regala vistas panorámicas impresionantes del mar Mediterráneo. Para llegar a este tesoro, es necesario descender por las escaleras de Epicur, que durante tres semanas al año se tiñen de un rosado efímero gracias al florecimiento del Drosanthemum floribundum.
El otro gran jardín botánico
Si te has quedado con ganas de más jardines, también tienes el Jardín Botánico Pinya de Rosa. Representa un oasis botánico con un origen fascinante que se remonta a 1945. En ese año, el ingeniero industrial francés Fernando Rivière de Caralt adquirió la propiedad que ahora alberga Pinya de Rosa. De manera gradual, comenzó a sembrar diversos tipos de cactus que eran completamente nuevos en la región. Actualmente, después de más de 75 años, este jardín alberga las colecciones más sobresalientes y extensas de cactus en toda Europa, englobando más de 7000 variantes de diversas partes del globo terráqueo. Añadiendo a su renombre, el gobierno de Cataluña ha otorgado a Pinya de Rosa el estatus de patrimonio cultural de relevancia nacional.
Enclavado en la pintoresca localidad costera de Blanes y asentado en una colina, Pinya de Rosa regala panorámicas deslumbrantes que abrazan las aguas cristalinas del Mediterráneo y las suaves colinas. Aunque estas vistas pueden ser disfrutadas en distintos puntos de la Costa Brava, la autenticidad de Pinya de Rosa radica en la sinergia entre sus escenarios magníficos y la presencia de una miríada de especies de cactus. Un paisaje que no tiene parangón en ningún otro rincón del planeta.