El destino del chocolate parece estar llegando a su inevitable conclusión tanto en Cataluña como en el resto del mundo. Este delicioso manjar que adorna postres y brinda un momento de placer único está en sus últimas etapas. En el mundo culinario, ciertos alimentos están destinados a desvanecerse con el tiempo, ya que las preferencias alimentarias de la humanidad se moldean en respuesta a los cambios climáticos y evolucionan a lo largo de las eras. Abandonar el consumo frecuente de carne o renunciar de manera definitiva a placeres como el chocolate y el café parece formar parte de un oscuro panorama gastronómico que avanza de manera inexorable. Este es el día en que se nos pide dejar atrás el chocolate para siempre.
La fecha límite para el declive del chocolate ha sido anunciada, y no se vislumbra un reemplazo viable a la vista. En su libro "2038. Atlas sobre el futuro del mundo", la geopolitóloga francesa Virginie Raisson plantea una advertencia con respecto a la producción de cacao en África, un continente que contribuye significativamente al 85 % del suministro global de cacao. La experta predice una dramática disminución en el número de productores de cacao en los próximos 20 años.
El consumo de chocolate ha experimentado un aumento considerable, especialmente con la entrada en escena del gigante chino, cuya demanda ha crecido en más del 75 % en cuestión de años. En el contexto de cualquier alimento, una mayor demanda implica que la producción debe incrementarse o de lo contrario no alcanzará para satisfacer a todos los deseosos consumidores.
Un factor adicional que debe considerarse es el cambio climático, que ha dejado a diversas regiones del mundo enfrentando una escasez de agua que impacta directamente en la producción de ciertos alimentos. El cultivo de cacao, que requiere cantidades sustanciales de agua, podría enfrentar serias dificultades en los próximos años debido a esta situación.
Así que, con esta fecha marcada en el horizonte, es posible que en 2038 no dispongamos de las mismas cantidades de chocolate que disfrutamos en la actualidad. La sencilla barra de chocolate que solíamos saborear podría convertirse en un elemento histórico o incluso transformarse en un lujo reservado para unos pocos privilegiados. El chocolate tal como lo conocemos está en sus últimas etapas. A menos que se realicen cambios significativos en la demanda y en la respuesta al cambio climático, la existencia de estos tipos de alimentos está en peligro.
La única posibilidad de evitar este sombrío destino del chocolate sería invertir en la creación de un tipo de cacao más resistente, capaz de sobrevivir sin requerir grandes cantidades de agua y capaz de enfrentar condiciones climáticas adversas. Es necesario apoyar a los productores que necesitan recursos adicionales para aumentar la producción y satisfacer una demanda creciente. A menos que se tomen medidas, el chocolate podría extinguirse en cuestión de años.