Nos encanta recorrer Cataluña en busca de pueblos y parajes peculiares e idílicos. En esta ocasión nos vamos al Priorat para descubrir un pueblo encajonado en su montaña. Ah, y mete tus accesorios de escalada en la mochila, que además Margalef, nuestro destino de hoy, es un paraíso para la escalada.
"Margalef en un forat"
Nuestro pueblo idílico de hoy se encuentra en el municipio del Priorat (Tarragona), concretamente en la esquina noroeste de su comarca, haciendo frontera con la Ribera d'Ebre y las Garrigas. Su acceso se efectúa a través de la carretera comarcal Reus-Fraga: desde el Coll de la Creueta, que está entre Ulldemolins y Bellaguarda, arranca la vía local T-713, que conduce directamente a Margalef.
El núcleo de población se ubica al noroeste del Montsant, en el valle que lleva su mismo nombre, y está separado del río por una vía. A medida que el río avanza después de Ulldemolins, se encajona entre formaciones de riscales y tormos, resultado de la confluencia entre la cordillera del Montsant y la de la Llena. Pocos kilómetros antes de llegar a Margalef, el valle se ensancha. Esta disposición geográfica coloca al pueblo en una ubicación bastante cerrada, lo que ha originado un dicho popular: "Margalef en un forat", es decir "Margalef en un agujero". Al mismo tiempo, esta situación lo sitúa en una posición muy favorable para disfrutar del caudaloso río.
Senderismo e historia de Margalef
En los años recientes, Margalef ha establecido su posición como uno de los puntos más destacados para la práctica de la escalada en el sur de Cataluña, ganando renombre internacional gracias a la complejidad de sus desafíos y la calidad de su equipamiento. La cercanía a las montañas del Montsant brinda al municipio un entorno sumamente hermoso que ofrece numerosas oportunidades. Además de la escalada, también se pueden disfrutar actividades como el senderismo y la espeleología. En efecto, Margalef cuenta con una amplia variedad de cuevas y grutas, siendo la Cueva de la Taverna un lugar ideal para iniciarse en la espeleología. Del mismo modo, la Cueva del Filador, un yacimiento de gran relevancia del Paleolítico Superior en Cataluña, y las cuevas del Teix y del Miracle, se destacan en el conjunto.
El pueblo ostenta un encanto pintoresco que se atribuye a su ubicación montañosa. Sus callejas serpentean entre las rocas, y muchas de sus viviendas se asientan directamente sobre ellas. Ejemplificando esto se encuentra la calle Les Covetes, donde gran parte de la vía se sostiene sobre una robusta base de roca. En el centro de la localidad se alza el edificio más prominente, la iglesia dedicada a Sant Miquel, una estructura neoclásica construida en el siglo XVIII.
El origen del nombre Margalef probablemente sea árabe, posiblemente influenciado por la abundancia de conglomerados de marga en los alrededores del pueblo. Es viable que este haya sido uno de los últimos refugios de los árabes, junto con Siurana.
En el inicio del siglo XIII, en el año 1200, el rey Pere I otorgó el territorio de Margalef a Gombau de Sataoliva, quien era obispo de Tortosa, con el objetivo de repoblarlo. Fue en este momento cuando quedó bajo la jurisdicción de la Baronía Episcopal de Cabacés. Desde entonces, la población experimentó un crecimiento demográfico continuo, hasta llegar al final del siglo XIX, cuando sufrió una disminución poblacional debido a la filoxera, al igual que otros pueblos en la región del Priorat.