Cuando llega el verano, también viene el calor, y con él las ganas de refrescarse. Más allá de la opción de irse a alguna de las decenas y decenas de playas repartidas por Cataluña, muchos deciden utilizar las piscinas, privadas o municipales, para paliar la ola de calor o simplemente pasar un buen rato con amigos.
Un problema a tener en cuenta cuando se van a piscinas comunitarias es que o se respetan las normales de higiene o se corre el riesgo de pillar infecciones. En este sentido, un inconveniente muy común se debe a la elevada presencia del cloro en el agua. Aunque el cloro es importante para eliminar los microorganismos de la piscina, su cantidad excesiva puede provocar picor en la piel, irritación en los ojos...
Estos casos de irritación son tan comunes que es habitual que muchas personas vayan a los centros de atención primaria creyendo que las ronchas de la piel se deben a una alergia al cloro o a otros productos químicos que se usan en piscinas para mantenerlas limpias. No es una alergia: es el cuerpo reaccionando de forma natural a unos productos irritantes. Es el equivalente a estarte un buen rato lavando los platos sin usar guantes. Los lavavajillas son agresivos para la piel, así que esta se acaba irritando. ¡Lo mismo ocurre al estar un buen rato nadando en agua con cloro!
En este sentido, lo más normal es que el cloro sea el gran enemigo de los niños. Son los que más rato pasan en el agua y los que tienen la piel más delicada: es la combinación perfecta para que vuelvan de la piscina con la piel y los ojos irritados. Lo mismo ocurre con las personas con pieles sensibles que tengan dermatitis atópica, piel psoriásica, piel reactiva o piel delicada.
Así que, para evitar sufrir irritación debido al cloro, un truco genial para proteger tu piel del cloro de las piscinas consiste en usar crema hidratante o emoliente con aceite. Basta con cubrirte la piel con esta crema y de esta forma la aíslas del contacto directo con el agua. Mientras te bañas no tocas el cloro y te evitas irritaciones en la piel o en los ojos. A efectos prácticos estamos hablando de un repelente de agua.
Es un truco tremendamente efectivo que lo usan, por ejemplo, los jugadores profesionales de waterpolo. Es como ponerte un guante que te cubre toda la piel.