El poético pueblo de la Costa Dorada que enamora con sus 8 calas y sus atardeceres
Tranquilidad, pesca y mucha historia se ocultan en el municipio en el que empieza la Costa Dorada
20 julio, 2023 18:43Noticias relacionadas
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La Costa Dorada empieza con un pueblo que, con una superficie de menos de 10 kilómetros cuadrados, presenta a sus habitantes y turistas ocho playas calmas de arena fina para su uso y disfrute.
Es posible, en efecto. La cantidad de visitantes que acuden allí cada año lo saben. La construcción de pequeños espigones no sólo ha frenado la agresividad de las olas, sino ha ayudado a dotarse de un espacio idóneo para los amantes y apasionados de la pesca.
Playas
Se trata de 2,5 kilómetros de costa medidos en línea recta, separados por siete diques de contención, construidos entre los años 1977 y 1983, que han dado este aspecto tan singular a Cunit, en Tarragona.
Las calas adquieren una forma semicircular, en forma de luna, que hace incluso más larga la playa. La idea ha sido tan eficaz que la localidad ya cuenta con 3,3km de arenal.
Historia
Pero este municipio en el que arranca la costa de la provincia de Tarragona tiene mucha más que una oferta de sol y playa. Si uno da la espalda al Mediterráneo y se adentra en sus calles, va a toparse con historia viva.
Hablamos de la época grecorromana, pues se han hallado restos arqueológicos que datan de 3700 a. C. y que todavía se pueden ver. La Cova de l’Avenc o el yacimiento del Fondo del Roig son claros ejemplos de ello.
Qué ver
Pero hay más, mucho más. Cunit creció hasta lo que es hoy en día y todavía conserva parte del legado de la época medieval. Prueba de ello es el castillo que se encuentra en la zona más alta de la ciudad y del que se conserva poco más que la estructura.
La Iglesia de San Cristóbal, que data del año 1762, también retiene elementos de la construcción románica original del siglo XII. Destacan de esos tiempos la sacristía y los tres ábsides.
Arquitectura
Para acabar y regresar al presente, hay dos construcciones arquitectónicas típicamente catalanas repartidas por su territorio. Por un lado, el Mas Sant Antoni, que con su torre presidida por un reloj de sol conserva su encanto y en el que puede verse su colección de arte.
Por último, destacar el Mas de Can Pla, un edificio modernista de tres pisos con unos amplios jardines que le rodean como un tierno abrazo. El palacete está situado cerca de la carretera, pero su belleza impresiona si uno entra por la vía que va desde Cunit a Clariana, que da una calurosa bienvenida a quien se aventure en el mismo.