Una ciudad bajo otra ciudad, así es como uno se podría referir a estos municipios, en su mayoría en provincias castellanas, que esconden un secreto bajo las calles de su centro urbano. Se trata de localidades abiertas al turismo gracias al sinfín de tortuosas galerías y túneles que en la mayor parte de los casos obedecen a un pasado (también muy presente en muchos de estos pueblos) ligado estrechamente al vino.
Espacios excavados en plena roca y piedra y que forman parte del mejor patrimonio cultural y arquitectónico del país. Ahora son espacios para que el visitante pueda conocer algo más de la historia de esos pueblos, pero en su día fueron lugares donde reposar vinos con siglos de historia y hasta cuevas acondicionadas como viviendas para los moradores de entonces.
Cuevas por el mundo
Aparte de esta selección de ejemplos, en un vistazo rápido por otras partes del mundo se pueden ver más ejemplos de túneles hechos bajo tierra. Es el caso, por ejemplo, de Derinkuyu en la zona de la Capadocia turca y cuyo nombre ya es bastante elocuente ya que significa pozo profundo. Una ciudad formada por laberinto de 18 pisos con espacio hasta para 20.000 habitantes.
Nápoles es otra de las ciudades que cuentan con un pasado excavado bajo tierra. Todo ello forma parte de los restos de ciudades griegas y romanas que se levantaron en este lugar; lo mismo que la localidad de Pilsen en la República Checa. La historia habla de un tesoro enterrado en algún lugar de los 20 kilómetros de pasadizos subterráneos que se localizan en un subsuelo donde hoy se almacenan comida y sobre todo, barriles de cerveza.