Ya sea por una cuestión de estética o bien por un complejo que va mucho más allá y acabar por afectar al estado emocional, lo cierto es que cada día crece el número de personas que se somete a un injerto o trasplante capilar. Una creciente demanda sobre todo en el caso de los hombres que no dudan en coger un avión para acudir a clínicas especializadas que les devuelvan ese cabello que lucían décadas pasadas.
Sin embargo, no solo hacen falta ganas para someterse a esta operación de cirugía estética. Y es que esos futuros pacientes deben reunir una serie de condicionantes o requisitos antes de ser considerados aptos, por parte de los profesionales médicos, para afrontar un proceso de estas características.
¿Qué es un injerto capilar?
Con esta técnica se tratan casos de alopecia o falta de densidad capilar que, llegado el caso y tras probar con otro tipo de tratamientos, no se pueden solucionar con otras vías. Pese a que es una operación que no reviste de mayor complejidad o gravedad, uno no debe olvidar que se trata de una intervención quirúrgica. Por ello, lo primero antes de saber con detalle los requisitos indispensables para someterse a esta operación es importante contar un óptimo estado de salud.
Esto, unido, a una serie de condicionantes añadidos, harán que la intervención no sea solo un éxito, sino que la recuperación posterior sea más satisfactoria y el paciente no tenga más allá de unas molestias ocasionales lógicas después de estar durante unas horas sometido a esta operación de trasplante capilar. Sobra decir que al tratarse de un aspecto de salud, uno debe ponerse siempre en manos de profesionales que lleven a cabo este injerto de manera segura y eficaz.
Tipos de alopecia
No todo es pelo que se cae sin más. Y es que entre las alopecias, los profesionales también distinguen distintos tipos. Así, por ejemplo, puede ser una pérdida de pelo hormonal que se da tanto en hombres como en mujeres y que puede que no siga un patrón concreto de caída. Por otro lado están las producidas por accidentes, así como enfermedades o patologías capilares. En este caso este tipo de alopecias provocan la aparición de una cicatriz y en esta situación sí se podría hacer un injerto.
Cuando se trata de un problema psicológico es lo que se conocen como las tricotilomanías y suceden cuando el paciente se arranca el pelo; que puede volver a si se corta de raíz el origen que causó esa pérdida. Lo mismo que tras superar un proceso oncológico en el caso de pacientes con cáncer que se someten a tratamientos de quimioterapia. Por último están las alopecias puramente estéticas en las que con el paso del tiempo y al cumplir años el paciente se siente algo acomplejado y quiere tapar unas entradas incipientes.
Primeros requisitos
Para ser un buen candidato no es suficiente con tener poco pelo para recuperar el cabello perdido, el primero de los condicionantes es contar con una zona donante adecuada. Esto es, otra parte del cuerpo de donde se extraerán los folículos y que suele localizarse en la parte posterior de la cabeza, así como a los dos lados de esta. Junto a este condicionante, otro es tener en cuenta la edad del paciente ya que lo más recomendable es no hacer este tipo de injertos a menores de 25 años ya que hasta ese momento no se sabe cómo será realmente esa pérdida de pelo futura.
La siguiente advertencia que hacen los médicos en este sentido es preguntar a ese aspirante si dispone de tiempo óptimo para una recuperación posterior. Normalmente lo que se hace es extraer esos otros folículos y se van implantando uno a uno; una técnica que resulta menos invasiva pero que no quita que durante al menos una o dos semanas después se sientan molestias en el cuero cabelludo, además de aparecer algunos pequeños hematomas y costras que en la mayoría de los casos no gusta lucir ante amigos y conocidos.
Tras el trasplante
Otra de las condiciones previas es que las semanas posteriores a la relación de este injerto capilar, el paciente debe evitar en la medida de lo posible fumar (tanto antes como después), ya que reduce significativamente la irrigación sanguínea del pelo trasplantado; además de bajar el ritmo si se practican deportes o cualquier otra actividad que implique una sudoración excesiva en la cabeza.
En las 24 horas posteriores a la operación lo importante es dejar la zona en reposo sin lavarla, pero sí hidratarla cada par de horas con agua termal pulverizada sobre la cabeza. Pasado este tiempo se puede mojar el cabello, pero mejor si se hace con un champú neutro y sin frotar demasiado, solo dejando actuar y aclarando posteriormente. Esta operación no es dolorosa, pero se pueden tener molestias al cabo de unos días. Para ello lo mejor es seguir las recomendaciones para cuando haya algo de inflamación o picor.