El término clickbait se ha convertido en algo común que casi cualquier persona habituada a navegar por internet o que tenga redes sociales conoce, ya que, posiblemente, haya sido víctima de una práctica tan eficaz como poco ética.
Y es que, ¿quién no ha entrado a una noticia atraído por un titular muy llamativo y después se ha encontrado con que el contenido distaba mucho de ser tan interesante como se presuponía? Básicamente, eso es el clickbait.
Una táctica manipuladora
Obviamente, este ciberanzuelo está catalogado como una táctica que se basa en la manipulación del lector, ya que se le atrae ofreciéndole unas expectativas que después no se van a cumplir, es decir, se despierta su curiosidad para que haga clic sobre la noticia en cuestión y después no se satisface esa curiosidad.
La razón de hacer esto es muy clara: la caza de clics y de impresiones de la página, ya que muchos medios y webs dependen de los ingresos publicitarios que solo tienen en cuenta la cantidad de personas que entran, sin importar la calidad de los contenidos y la satisfacción de los usuarios.
No es nada nuevo
Aunque el término apareciera en el año 1999 y a pesar de que se haya extendido en la última década, se trata de una estrategia que siempre ha estado presente en el periodismo, sobre todo en aquellos medios que se caracterizaban por ser amarillistas. En ellos se apostaba por titulares llamativos y escandalosos para atraer al mayor número de lectores, que optan por una lectura que, en muchas ocasiones, no satisface el interés despertado.
Afortunadamente, en los últimos años los internautas se van percatando de esa manipulación y protesta contra ella a través de su denuncia en las redes sociales o en los propios comentarios que hay a los pies de cada noticia.
Los peligros del 'clickbait'
Estos ciberanzuelos basan su efectividad en titulares muy llamativos en los que se hacen preguntas --que luego no se responden-- o donde se avisa que se va a descubrir algo inimaginable. Por supuesto, esto tiene unos riesgos y peligros tanto para los lectores como para los medios y webs que emplean esta técnica.
En cuanto a los primeros, muchos lectores no leen las noticias completas y pueden llegar a conclusiones erróneas, ya que en el clickbait se suele dar la información importante --en caso de que existiera-- al final. Esto, además de minar la confianza que se tiene en los medios de comunicación, lleva a que los internautas cada vez lean menos o entren en menos noticias por temor a perder el tiempo.
Riesgos para quienes lo practican
Aunque en un principio el clickbait puede proporcionar réditos económicos a las webs que lo utilizan como método para atraer visitantes, lo cierto es que es una práctica que cada vez surte menos efecto, no pasando del corto plazo. A fin de cuentas, su uso masivo ha provocado que los usuarios cada vez sean más conscientes de las fuentes que consultan o identifiquen cierto tipo de titulares.
Entre los principales riesgos se halla una tasa de rebote muy elevada, o lo que es lo mismo, el internauta apenas pasa tiempo dentro pues se percata rápidamente que aquello no tiene nada interesante que ofrecer. En ese caso el clic existe, pero al pasar apenas un par de segundos dentro, no tiene ningún valor publicitario.
Pérdida de imagen
Otro de los riesgos es el daño que se le hace a una marca. Ya sea un periódico digital o cualquier empresa que ofrezca información a sus clientes en un blog, si se utiliza con asiduidad el clickbait --ya que carecen de información relevante que ofrecer--, terminarán perdiendo prestigio.
Esta imagen negativa les acompañará de ahí en adelante y es probable que haya lectores que no vuelvan a entrar nunca más. De igual modo, si la tasa de rebote es alta y se pierden usuarios habituales, el posicionamiento en la red de redes termina siendo perjudicado, de manera que no aparecerá en los principales lugares de los buscadores.
El caladero de las redes sociales
Uno de los lugares donde más se utiliza la técnica del clickbait son las redes sociales, donde se proponen titulares gancho para lograr clics en las noticias que se adjuntan. Además, gracias a esta práctica no hace falta que el titular llame demasiado la atención, con el mensaje que se incluya en la publicación de Facebook, Instagram o cualquier otra será suficiente.
Por esa razón, conviene que los usuarios que se sientan estafados por una información que no les satisface o que consideran engañosa, no duden en denunciar. De ese modo, las redes sociales las podrán detectar con mayor facilidad y evitar que se propague.