Ahorrar en la factura de la luz es una de las premisas de muchos españoles, y es que no siempre son muchas las costumbres del día a día que nos hacen aumentar el consumo de la luz sin darnos cuenta. En el día a día se pueden hacer sencillos gestos cotidianos que pueden hacer mucho, poco a poco, en la factura y por el entorno natural y su cuidado. Por ejemplo, con los electrodomésticos y aparatos que se tienen en casa. Y es que, siguiendo algunas recomendaciones no solo se estará evitando desperdiciar energía y recursos naturales; también mejorará la economía familiar con una factura más reducida.
Algunos datos para apoyar la apuesta por el anterior argumento responsable: según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, uno de cada cuatro hogares españoles no sabe ni qué potencia energética tiene contratada y también desconoce qué nivel de eficiencia energética ofrecen los electrodomésticos que tiene en su casa. Y eso lleva a que haya gente que desconozca cómo puede hacer para reducir su gasto y frenar dicho consumo doméstico.
Consumo en el hogar
Sabiendo lo anterior, es fácil que en un hogar se desconozca que el 25% de la factura mensual solo sea de consumo eléctrico y, en este caso, más de la mitad de ese porcentaje proviene de los electrodomésticos de una casa. Aparatos que, por ejemplo, en el caso del frigorífico funcionan las 24 horas del día los 365 días de la semana y otros como el horno o la lavadora tienen un uso semanal constante.
Pero eso no es todo, ya que aparte de la cocina, en el resto de la casa hay aparatos que también consumen considerablemente como pueden ser el aire acondicionado o la televisión. Tenerlo a pleno rendimiento todo el verano, en el caso del primero, o no apagarlo en todo el día cuando se trata del televisor también se va notando en ese desembolso anual. Hasta ahora, con esos sencillos consejos.
Recomendaciones en la cocina
El secreto está --si se pudiese llamar así-- al uso correcto y lógico de los electrodomésticos que, de manera habitual, se encuentran en la cocina de una casa. Por ejemplo, nada de poner aparatos como el lavavajillas, la lavadora o la secadora con la mitad de la carga o usando programas demasiado largos. En todos los casos incorporan funciones eco para ahorrar no solo en tiempo, también en agua, electricidad y, de paso, en detergente.
A la hora de cocinar, una buena idea es apagar el fuego cinco minutos antes de acabar el plato. La receta se terminará y estará estupenda con ese calor residual que todavía permanece. En el caso del horno, una buena idea es no abrir la puerta del mismo varias veces --algo similar también a lo que sucede con el frigorífico-- y hornear al mismo tiempo varios alimentos para ahorrar.
Encendido vs. apagado
En el caso de un frigorífico no es conveniente apagarlo por ejemplo cuando uno se va varias semanas de vacaciones. En estos casos se emplea el llamado modo vacaciones que mantiene (sobre todo en el congelador) los alimentos de manera correcta, pero sin gastar tanto como de manera habitual. Pero los electrodomésticos que no se usen es mejor apagarlos y quitarlos de la corriente como pueden ser cafeteras, tostadoras o microondas.
Esto último también es recomendable en el caso del televisor por la noche cuando uno se va a la cama, las consolas y videojuegos, así como el ordenador con el que se trabaja desde casa de manera diaria de lunes a viernes. En todos estos casos, comprar una regleta puede solucionar el consumo de los aparatos que se quedan en stand by y pueden costar hasta 60 euros al año de más.
En el resto de la casa
Otra de las recomendaciones parte del uso adecuado y responsable tanto del aire acondicionado como de la calefacción de la vivienda. Lo mejor es no pasarse ni de calor ni de frío, temperaturas adecuadas, y comprobar que la casa esté perfectamente aislada --en cuanto a ventanas y puertas-- para no perder ese calor o ese frescor que hay dentro de ella. Por último, una acción que es bueno hacer de manera frecuente: limpiar los filtros de estos aparatos térmicos para que funcionen correctamente.
El último consejo de este artículo pasa por coger el contrato que uno tiene firmado en cuanto a la energía de su casa y ver qué tarifa tiene, así como la potencia acordada con la comercializadora en cuestión. En algunos casos, incluso si esta se reduce no se pierde en confort doméstico y sí se ahorran algunos euros al año.