No, no se trata de una imagen de ciencia ficción. La escena es la de una persona tumbada en el interior de lo que podría considerarse, con un poco de imaginación cinéfila, una especie de nave o cápsula del tiempo. Pero nada más lejos. La explicación resulta mucho más cercana y convencional en el ámbito de la medicina deportiva. Son las cámaras hiperbáricas, el secreto para la recuperación de las grandes estrellas del deporte y que forman parte de la reconocida medicina hiperbárica: la rama sanitaria que se encarga de estudiar los diversos cambios que sufren los seres vivos cuando a estos se les somete a presiones superiores a la atmosférica (la convencional) y respirando un oxígeno que es puro al 100%.
En este caso, lo que hace este deportista profesional es permanecer dentro de una cámara presurizada. Durante el tiempo que dura este tratamiento, normalmente tras un acontecimiento o disputa importante, se facilita que los pulmones respiren más oxígeno. ¿Cómo? Con la ayuda de la presión del aire, que es hasta 3 veces más elevada que la presión del aire normal. En esta última circunstancia no sería posible respirar ese oxígeno puro como se hace dentro de este novedoso sistema con el que cuentan hasta hospitales públicos.
Oxígeno recuperador
Esta imagen se ha repetido en el caso de deportistas profesionales, por ejemplo, jugadores de fútbol. Tras la disputa de un partido que les ha exigido un mayor rendimiento en el campo, se emplea la cámara hiperbárica para favorecer la posterior recuperación una vez terminado el encuentro. Un novedoso sistema que se aplica como parte del tratamiento médico correspondiente.
En este último caso y gracias a ese aporte de oxígeno que se está inhalando, la sangre es capaz de transportar ese oxígeno extra por todo el organismo. Dicho de otro modo, de esta manera se pueden combatir las bacterias, además de estimular los denominados factores de crecimiento y células madre que participan en procesos de cicatrización de tejidos y huesos. Eso por no hablar de lo beneficioso que resulta para estimular el sistema inmunológico, mejorar el metabolismo a nivel celular, potenciar la acción de algunos antibióticos o para combatir algunos tipos de hongos.
Algo más que deporte
Pero no solo para recuperarse tras una competición deportiva en la que se ha sudado la camiseta. La oxigenación que se produce en una cámara hiperbárica puede ayudar a otras personas en situaciones muy dispares. Por ejemplo, aquellos que practican buceo, si se produce una descomprensión (cuando se asciende a la superficie de manera muy rápida), este tipo de cámara sellada puede ayudar a tratar esta afección que provoca la aparición de peligrosas burbujas de gas en el organismo.
Lo mismo que si una persona ha sufrido una intoxicación por monóxido de carbono en el caso de un incendio (también si se han producido quemaduras), padezca una anemia grave que no se soluciona con la aplicación de transfusiones de sangre, se padezca pie diabético, sordera súbita, en casos de daño cerebral o cuando se observan lesiones cutáneas por aplastamiento o gangrena. En todos estos casos, el empleo de varias sesiones en una cámara hiperbárica puede ser muy beneficioso; no así en el caso de un paciente que padezca artritis, migrañas, fatiga crónica, demencia o episodios de asma. Y por supuesto, una cámara hiperbárica no es la solución milagrosa que algunos puedan creer para eliminar el cáncer.
¿Hay riesgos?
Sea como fuere, en todos los casos el empleo de la oxigenoterapia hiperbárica debe responder a una necesidad médica y deberá ser pautada debidamente por un profesional sanitario. Esto no quiere decir que haya riesgos o complicaciones graves. Sin embargo, en ocasiones pueden verse ciertos efectos a posteriori que es mejor tratar de antemano y conocer previamente. Además, para evitar aún más algún que otro imprevisto, la cámara se ubicaría en una denominada barosala o habitación con una serie de requisitos como el hecho de que cuente con sensores para indicar en todo momento la concentración de oxígeno existente.
Así, algunos de los síntomas ocasionales que puede traer consigo el tratamiento en una cámara hiperbárica son visión borrosa durante algunos instantes, un dolor de cabeza debido a esa presión del aire mayor que se soporta dentro de ese habitáculo cerrado, ciertas lesiones en el oído o bien algún que otro dolor articular. Rara vez se pueden dar convulsiones debido a la toxicidad presente en el oxígeno.