“Medida gubernativa que, en circunstancias excepcionales, prohíbe el tránsito o permanencia en las calles de una ciudad durante determinadas horas, generalmente nocturnas”. Esta es la definición que el Diccionario de la Real Academia Española le da a la expresión “toque de queda” que tanto se está repitiendo en la actualidad.
Y aunque el presidente Pedro Sánchez quiera alejarse de las connotaciones que dicha expresión tiene en la actualidad, lo cierto es que las medidas de restricción de movimientos durante la noche que se han aprobado en casi todas las comunidades autónomas bien pueden denominarse de este modo.
¿De dónde vienen?
Aunque la visión que se tiene de ellos nos conduce a regímenes autoritarios y a medidas tomadas por muchos gobiernos para frenar las protestas que se producían en la segunda mitad del siglo XIX y en durante todo el siglo XX, el origen se halla mucho más lejano: concretamente en la Edad Media.
Sin embargo, por aquel entonces no tenía nada que ver con medidas represivas, sino que se asemejaba a la misión protectora que tiene en la actualidad. Y es que la noche estaba llena de peligros para los habitantes medievales.
Todos contra el fuego
Eso sí, más allá de los peligros que podían llegar desde fuera (bandidos, asesinos, ladrones, invasores…), el principal de todos estaba en el interior del hogar. Y era el fuego. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las casas estaban construidas con maderas y otros materiales inflamables, y que el fuego era el medio que tenían para calentarse y cocinar.
Así que, con el objetivo de evitar que por la noche se produjeran incendios, se daba un toque de queda (o toque de ánimas, que era como lo denominaban en un principio) para que todos los habitantes apagaran las luces y el pueblo o ciudad quedara en calma.
Toque y queda
Precisamente la palabra queda hace referencia a esa calma o quietud que se vivía una vez que se daba el toque, generalmente tocando una campana.
Con el tiempo, ese aviso se haría con otro tipo de instrumentos, especialmente en el ejército (corneta, tambor…), e incluso en época de conflictos bélicos se llegarían a emplear sirenas que avisaban a toda la población de que era el momento de recogerse en sus hogares.
Otros idiomas
El modo en que se denomina al toque de queda en otros idiomas se acerca más a esa visión protectora que tenía en su origen. En francés el término es Couvre-feu, en inglés Curfew y en italiano Coprifuoco.
Y como se puede adivinar observando la construcción de estas palabras, todas ellas hacen referencia a cubrir el fuego, es decir, a apagar todas las fuentes de luz de las casas, como las lumbres y las velas, en el momento en que sonasen las campanas.
De la protección a la represión
Con el transcurrir del tiempo, los incendios se hicieron menos habituales (aumentaron las medidas de seguridad) y los núcleos urbanos crecieron hasta que las murallas terminaron formando parte de los centros históricos. El toque de queda ya no era necesario.
Sin embargo, en los siglos XIX y XX se volvería a utilizar con el fin de restringir la libertad de movimiento de los ciudadanos, especialmente por la noche. El objetivo no era otro que limitar cualquier tipo de protesta o ataque de revolucionarios o insurrectos cuando el sol caía.
Mala fama
Esa falta de libertad le otorgó muy mala fama al toque de queda, especialmente después de que en la Alemania controlada por el partido nazi se impusiera a los habitantes judíos, o que incluso en algunos lugares de Estados Unidos se hiciera lo mismo a la población de raza negra.
Si a eso se le une su utilización por parte de los gobiernos dictatoriales y que en España la última vez que se impuso lo decretó el teniente general Milans del Bosch durante el intento de golpe de estado del 23-F, no cabe duda de que escuchar las palabras toque de queda tiende a levantar sarpullidos.
Medida médica
No obstante, el toque de queda que se ha impuesto en casi toda España, así como en buena parte de los países europeos se aleja de esas medidas de represión empleadas por estados totalitarios que desean controlar a sus “súbditos”.
Su función, como se ha comunicado desde todos los ámbitos, pasa por limitar el tránsito a partir de ciertas horas de cara a contener en la medida de lo posible un virus que está trastocando la vida de casi todo el mundo.