Un matrimonio ha perdido la herencia que le dejó una anciana por culpa de un juez. La Audiencia Provincial de A Coruña (Galicia) ha anulado el testamento de una octogenaria que le dejaba todo a un carpintero y su esposa que la atendían.
El juez estima que la mujer, ingresada en una residencia, tenía "gravemente afectada su capacidad mental". Aun así, nunca estuvo incapacitada judicialmente cuando firmó sus últimas voluntades.
Plena confianza
La finada firmó el documento en 2015. En él, testó a favor de pareja y le concedió plenas facultades para administrar bienes muebles e inmuebles, así como toda clase de activos mobiliarios, incluyendo la administración y disposición de cuentas bancarias.
La confianza en ellos parecía máxima. En septiembre del mismo año, los designó como tutores, en el supuesto de su incapacitación. Pero el juez ha anulado, igual que lo ha hecho con el testamento, al considerar que la octogenaria estaba incapacitada para tomar ese tipo de decisiones.
Permisibidad
La Audiencia sí autorizó en noviembre de 2015 que la mujer fuera a la residencia de A Zapateira que desde marzo de ese año le pagaba su hermana, residente en Alemania, para ser atendida en su domicilio por el matrimonio.
No fue hasta abril de 2016 que la firmante de sus últimas voluntades que fue incapacitada y tutelada por la pareja, que se mudó con sus dos hijas a vivir en el piso de la anciana.
Denuncia y recurso
Fue la hermana de la fallecida quien presentó una denuncia ante la Justicia al conocer las últimas voluntades de su pariente. La sentencia de primera instancia validó el testamento. Pero ella presento un nuevo recurso.
El magistrado de la sección tercera de la Audiencia coruñesa argumenta que la anciana era "una persona sumamente sugestionable". Subraya que no comprendía "el alcance de sus actos" y que tenía "mermada su inteligencia y voluntad".
Diferencias
En la resolución que anula el testamento se estima que "la capacidad para pronunciarse sobre negocios jurídicos más complejos" es diferente a opinar "sobre otras cuestiones más ordinarias de la vida diaria, como puede ser dónde quiere vivir, si quiere salir a pasear, si quiere ver la televisión, qué quiere comer y situaciones similares, mientras tenga un mínimo de capacidad".