La alopecia o calvicie puede tener muchos motivos, pero el resultado es, casi siempre, el mismo: a nadie le gusta perder el pelo. Es por este motivo que el injerto de cabello está ganando cada vez más popularidad. Igual que se lucha contra las arrugas, las canas o cualquier otro signo que refleje el paso del tiempo, la pérdida de cabello también puede condicionar estéticamente a las personas. Tiene solución, aunque hay que tener en cuenta que no es para todo el mundo.
Países como Turquía se han puesto a la cabeza de aquellos lugares donde más se realiza esta práctica. Se ha convertido en un lugar de peregrinación para aquellos que quieren recuperar densidad en su pelo. El tratamiento no es muy costoso, y la afirmación general es que conlleva un dolor leve, además se realiza de forma rápida. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que también tiene algunos inconvenientes que es necesario conocer antes de hacerse un injerto de cabello. Y, por supuesto, es importante recordar que cualquier cosa que tenga que ver con la salud debe hacerse en un lugar que dé buenas garantías.
Qué es y cómo se hace
Un injerto de cabello es un proceso mediante el cual se extraen folículos resistentes desde lo que se denomina “zona donadora” y se implantan en la zona donde la cabeza ha perdido su cabello. El proceso no es doloroso, pero sí molesto, y para minimizar el daño se utiliza anestesia local. Normalmente se utiliza la nuca como zona donadora. En casos muy extremos en los que ya no quede pelo en la cabeza, se pueden coger folículos de otras zonas del cuerpo, como la espalda o el pecho.
Este punto es importante destacarlo, ya que se necesita que haya algo de pelo para poder realizar el injerto. Lo que se hace es pasar folículos que todavía estén en activo a otras zonas, repartiendo así el cabello que hay por toda la cabeza. Lo habitual es tomarlo de la nuca porque es el último sitio donde se pierde el pelo y normalmente se coge en torno a una cuarta parte del pelo existente. Estos folículos se comportan igual que en su origen, independientemente de que ahora se encuentren en otro de lugar del cuerpo.
Precio y evolución
Antiguamente, el injerto de cabello era algo muy costoso. Todavía lo sigue siendo en determinados lugares. Sin embargo, en países como Turquía se ha convertido en una práctica habitual que hace que muchas personas viajen hasta allí, compensándoles el precio del desplazamiento por el ahorro del dinero. Aunque depende del caso, lo habitual es que ronde los 2.000 euros. La mayoría de las personas que acuden a Turquía a hacerse un injerto de cabello son hombres.
Hay que tener en cuenta que no se sale de la clínica con una bonita mata de pelo. Una vez injertados los folículos, hay que esperar, como se esperaría en cualquier otro momento al crecimiento del cabello. Es decir, pasarán unos meses hasta que el cabello crezca. Normalmente, se estima que estará en su mejor momento en torno al octavo mes, aunque los resultados ya son bastante visibles en el tercer o cuarto mes. Depende también de la buena salud capilar de dichos folículos y los cuidados que la persona realice.
Otras dudas
Existen muchas más dudas en torno al injerto de cabello. Por ejemplo, ¿se puede peinar o teñir este nuevo pelo? Sí. Se puede hacer vida totalmente normal con él ya que no es un pelo diferente al del resto de la cabeza y el crecimiento es natural, solo se han cambiado de lugar los folículos. En cuanto a la mejor edad para realizárselo, conviene que no sea demasiado pronto para dejar que el pelo evolucione a su manera, pero sí suele ser recomendable en torno a los 40 años. Si la calvicie incipiente empieza a ser muy preocupante antes, se puede adelantar el proceso.
Por último, hay que tener en cuenta que, aunque la operación sea sencilla, casi indolora y sin complicaciones, es un proceso médico que lleva su tiempo de recuperación. El médico dará las indicaciones precisas, pero es recomendable no realizar un esfuerzo físico en el primer mes, para favorecer que se asiente bien el injerto.