Lo ideal es hacer varias catas, atender a los consejos de los profesionales y probar, probar hasta que el paladar sepa distinguir las diferentes notas que se encuentran en un vino. Otros sentidos también entran en juego, como el olfato o la vista. Un buen entendido en vinos debe saber combinarlos todos. Pero no siempre se dispone del tiempo suficiente para aprender a hacer estas catas, por lo que, para aquellos que quieran parecer casi profesionales y sorprender a sus amigos o familia, hay algunos pequeños trucos de gran utilidad.

Evidentemente, más allá del precio de la copa o la botella, o de la etiqueta, hay algunos matices que podrán ser muy útiles para probar un vino en un restaurante y hacer una cata a la altura de un buen enólogo. Poco a poco, a base de degustar esta bebida, se puede crear una pequeña rutina de cata que dejará al resto de los comensales con la boca abierta ante esta desconocida faceta.

Corcho

Puede parecer snob, pero si en el restaurante sirven directamente la copa de vino, es interesante pedir que acerquen a la mesa la botella o al menos el corcho para poder hacer una cata a la altura. Normalmente, en los vinos jóvenes se utilizan corchos pequeños, de unos 4 cm de altura, mientras que para los reserva o vinos más envejecidos el tamaño del corcho aumenta ligeramente, apenas 1 cm, pero suficiente para que a un buen entendido en vinos esto ya le dé una buena pista.

Corchos y copa de vino / Adriano Gadini EN PIXABAY

Además, también se puede ver en el corcho si existe algún problema con esa botella. Si el corcho ha absorbido el vino y está empapado, podría ser una bebida en mal estado y no es aconsejable beberla. También, si el corcho huele a humedad, es una mala señal.

Copa

De nuevo, cuando se come o se cena en un restaurante, son ellos los encargados de elegir la copa que se servirá en mesa. Pero este truco puede ayudar a parecer un entendido y darle un nuevo matiz al vino.

Una copa de vino tinto con una tabla de quesos / AGENCIAS

En las copas de tallo alto y cuerpo estrecho se mantiene mejor la temperatura del vino y se recomienda para vinos blancos y jóvenes. Para los reservas o los tintos es mejor un cuerpo ancho que permita que el vino oxigene mejor. Además, en la propia copa se puede ver el color de la bebida, los ribetes indican la edad: los azules son para vinos jóvenes y los amarillos para reservas.

Olor y sabor

Después de mirar y oler el corcho y de observar el color del vino en la copa, hay que agitarlo un poco para que desprenda olores y, con la copa parada, acercar la nariz y detectar aromas que pueden indicar el tiempo en barrica o las notas añadidas a la uva.

Una copa de vino blanco / AGENCIAS

Cuando llega a la boca, se debe tomar a sorbos pequeños y repartirlo por toda la zona para detectar las notas. La lengua es la clave para diferenciar sabores. En la parte anterior se detectan los dulces, en la posterior los amargos y en los laterales los ácidos.

Conceptos básicos

Además de saber hacer una cata, hay que conocer algunos datos sobre los vinos para poder responder a las preguntas del resto de comensales. Los dos principales temas para los principiantes son la uva y la crianza. En este segundo caso, se distinguen los jóvenes (obtenidos en el mismo año del etiquetado), semicrianza (menos de 2 años), crianza (al menos 2 años), reserva (al menos 3 años para los tintos y 2 años para los blancos y rosados) y gran reserva (al menos 3 años para blancos y rosados y 5 años para tintos).

Una copa con algo de vino, una botella y varios corchos / FREEPIK

Por último, en cuanto a la uva, es fácil distinguirlas. Las negras se usan para el tinto y las blancas para el blanco. Para el rosado se mezclan ambas. Hay algunas excepciones de vinos que se elaboran con distinto tipo de uva al que normalmente le correspondería, como el blanc de noirs, que, a pesar de ser un vino blanco, se elabora con uvas tintas de características especiales.