Este año las terrazas, patios y zonas exteriores de las casas han tomado un protagonismo absoluto. Cuidar el hogar se ha convertido en una prioridad y convertirlo en un pequeño paraíso, en un espacio en el que sea muy agradable pasar el tiempo, es una decisión acertada. Además, ahora, en tiempos de verano, hay un deseo común a la mayoría de los mortales: tener piscina. Sin embargo, no siempre se cuenta con el espacio y el presupuesto para poder tener una piscina digna de revista.
Las piscinas de obra son costosas y tener el espacio suficiente, una utopía para muchos. Por eso, cada año las piscinas desmontables o inflables se convierten en unos de los productos más vendidos. Tienen muchos beneficios: se pueden retirar pasado el verano, no son caras, no requieren instalación y se puede elegir el tamaño o el precio que mejor se adapte a las necesidades de quienes la van a usar. A partir de 200 euros ya se pueden encontrar piscinas muy interesantes. Pero, antes de lanzarse a comprar una u otra, hay que tener en cuenta diversos factores.
Material de la piscina
Este es el primer detalle a considerar. Las piscinas desmontables más habituales son de plástico. Tienen la ventaja de que es un material económico, relativamente resistente y no pesa demasiado.
También las hay de madera, acero, aluminio, resina… Pero estas no son inflables, por lo que en la mayoría de los casos habrá que dejarla montada también en invierno. Si se tiene espacio suficiente, son ideales ya que le dan al jardín un aspecto más premium que las de plástico.
Instalación
La ventaja de las piscinas desmontables o desinflables es que se pueden guardar en invierno y volver a sacar en verano si cuentan con esa capacidad. Por eso es interesante mirar si requieren algún tipo de instalación adicional o extras para su mantenimiento, como depuradoras o similares, para los que se necesitará tener, además del espacio disponible, el entorno adecuado.
También hay que valorar si se necesita algún tipo de mantenimiento, porque si lo que se busca es la mayor simplicidad, tal vez merece la pena renunciar a algunas características, pero simplificar la jugada.
Peso y tamaño
Cada verano saltan a las noticias diferentes accidentes de piscinas que se han puesto en terrazas o azoteas y han provocado el desplome del edificio. Esto es debido a que la estructura del edificio soporta hasta un peso máximo y una piscina llena de agua pesa muchísimo más de lo que creemos.
Para garantizar la seguridad, siempre se deben colocar sobre tierra firme, en una planta baja. En cuanto al tamaño, además del radio de la piscina, también hay que contar con el espacio que ocupan otros elementos, como escalera, depuradora, filtros… Se deben tener en cuenta todas las medidas, tanto en radio como en altura y escoger según si la van a utilizar solo adultos o también niños.
Extras
Si hay niños en casa una piscina es algo muy divertido, pero también puede ser peligroso. Lo ideal es colocar una barrera para que no puedan acceder a ella sin presencia de un adulto, además de contar con una escalera fácil de poner y quitar.
Una depuradora o unos filtros son importantes para mantener la salubridad del agua y no desperdiciar mucho.
Qué tener en cuenta antes de comprarla
Después de todo lo dicho, los aspectos a tener en cuenta antes de comprar una piscina son los siguientes: tamaño, facilidad de montaje y desmontaje, material, necesidad de extras y conexiones (al menos es interesante tener desagüe y depuradora). La seguridad también es importante y se debe ubicar siempre en una planta baja, evitando las terrazas y azoteas.
Por ejemplo, para un espacio pequeño, un modelo de hasta 4.000 litros es suficiente y pueden entrar unas 4 personas. Para una familia que quiera tener más espacio o recibir visitas, a partir de 6.000 litros ya se puede quedar una piscina interesante para hasta 6 personas. Por último, a partir de 25.000 litros se habla ya de una piscina que permite nadar, sumergirse e incluso hacer una pequeña reunión en su interior con amigos y familia.