Se estima que los españoles consumen, de media, 4,5 kilos de café al año, por persona. Una bebida sin la que muchos no conciben comenzar su jornada laboral y por eso es una de las mercancías más comercializadas del mundo. De hecho, solo la supera el petróleo.
Eso sí, pese a su popularidad, cada día cometemos errores que arruinan el sabor de este bebida y también sus propiedades. Dos costumbres extendidas pueden convertir un excelente producto en un brebaje mediocre. Una, el agua que se utiliza para prepararlo y otra la temperatura a la que se bebe.
Agua del grifo
Y es que la costumbre extendida de rellenar la cafetera con agua del grifo puede contener impurezas que arruinen el sabor. Los baristas recomiendan que el líquido base tenga una dureza de entre 17 y 85mg por litro. Por ello lo ideal es que esté filtrada o purificada, así como cualquiera de las envasadas.
Aunque la costumbre extendida es la de beber el café muy caliente, la temperatura ideal oscila entre los 40 y 50 grados. ¿El motivo? Cuánto más caliente, menos sabor y propiedades.
Cafetera limpia
Otro de los mitos sobre este producto asegura que la cafetera no debe limpiarse, pero es un error. Debe estar perfectamente limpia y además, en buen estado. Un artefacto antiguo puede dar un mal sabor a la bebida.
Es especialmente importante prestar atención al filtro, que es lo más suciedad acumula y juega un papel clave en la elaboración del café. Con estos consejos puedes estar seguro de que tu elixir mañanero será mucho más sabroso.