Los emojis se han convertido en una forma de expresión social. Las caras con los puntos, comas y otros elementos del teclado han dejado paso a caras que son más directas y que sirven para dotar a los mensajes planos de Whastapp, por ejemplo, de un tono que sólo se consigue en la comunicación verbal o hablando frente a frente. Con el paso del tiempo, los emojis han ido sumando cada vez más elementos a la lista, adaptándose a las necesidades de un lenguaje global a través de los emoticonos.
2019 no será una excepción, y habrá 230 nuevos emojis que irán llegando de forma progresiva a las aplicaciones y programas. El foco de esta nueva tanda está, principalmente, en la accesibilidad y la diversidad, siendo mucho más inclusivos que antes. Parejas de hombres, de mujeres o de distinto sexo, con multitud de opciones en el color de la piel o del pelo; sillas de ruedas, orejas con audífonos o incluso perros guías son algunos de los emojis que se estrenarán este año. También se han sumado animales como el orangután o el flamenco, o comidas más variadas como el té de mate o el falafel.
¿Quién crea los 'emojis'?
Ante la creación de estos nuevos emojis de la nada, surge la duda de quién decide cuáles son los que tienen derecho a aparecer en la lista y cuáles no. Y la respuesta es sencilla: cualquiera. Unicode es quien da luz verde a las propuestas de los usuarios. La organización la integran personas dispuestas a colaborar sin intención lucrativa y que están dispuestas a pagar una cuantía por la membresía. Algunos de los miembros que forman parte de Unicode son Google, Microsoft o Apple, entre otros.
Entre las polémicas más conocidas relacionadas con los emojis destaca cuando se modificó la mítica sevillana o cuando se cambió la pistola por una de agua, hace ya unos años.