¿Cuántas veces hay que sentarse en el asiento de un coche para ponerlo a prueba?

Ya sea por ocio o por trabajo, hay personas que pasan muchas horas dentro de un vehículo. Para que la conducción sea agradable y para evitar posibles accidentes, se antoja necesario disponer de un asiento de calidad que sea cómodo y resistente, sin importar los miles de kilómetros durante los que haya sido usado.

Lograr un asiento adecuado para todo tipo de personas es una tarea complicada para las empresas del sector del automóvil, que efectúan múltiples ensayos antes de que comience el proceso de fabricación del vehículo. Y es que deben asegurarse de que todo esté a punto cuando el coche llegue al concesionario. Pero, ¿cómo es el proceso? Los ingenieros del Centro Técnico de Seat han desvelado las cinco pruebas más importantes que se llevan a cabo durante los tres años que dura el desarrollo de un asiento.

Entrar y salir del vehículo setecientas veces al día

Un grupo heterogéneo (mujeres, hombres, altos, bajos, delgados, corpulentos…) de probadores profesionales participa en un ensayo que reproduce 6.000 entradas y salidas del coche en una semana. Cada uno de ellos repite este movimiento setecientas veces al día para simular la vida de un asiento durante cinco años, y algunos llevan vaqueros con remaches y botones en los bolsillos traseros o costuras reforzadas con el objetivo de asegurar la resistencia de la espuma y el tejido del futuro asiento, que además tiene que adaptarse a cualquier conductor.

Ingenieros haciendo pruebas al asiento de un coche / SEAT

Ingenieros haciendo pruebas al asiento de un coche / SEAT

Otra de las pruebas consiste en reproducir múltiples roces sobre un asiento. Se lleva a cabo en el laboratorio, simulando la carga de un torso de 75 kilos. Para ello una máquina se encarga de realizar 22.000 ciclos de fricción durante tres semanas, 24 horas al día, simulando movimientos cotidianos de un usuario de más de 100 kilos. Después se evalúa cómo se recupera el asiento, comprobando que mantiene la apariencia y las propiedades iniciales.

Simulando hasta 300.000 kilómetros de circulación en las condiciones más extremas

Un tercer experimento consiste en que un coche vibra con intensidad dentro de una cámara, simulando que circula por pavimentos irregulares. Se trata de reproducir hasta 300.000 kilómetros de un uso normal del vehículo, durante 225 horas seguidas. Durante esta prueba también se somete el automóvil a temperaturas que oscilan de los 80 a los -35 grados. “Nuestro trabajo consiste en evaluarlo antes, durante y después de la prueba para comprobar que sus características no han variado y que no tiene ni roturas ni daños”, explican los ingenieros del Centro Técnico de Seat.

A los vehículos con asientos calefactables se les realiza otra prueba. Dentro de un habitáculo a menos 20 grados de temperatura, un ingeniero analiza cómo se comporta dicho asiento calefactable. Con una cámara termográfica se registra cómo alcanza una temperatura confortable en tan sólo tres minutos y llegando a los 40 grados al cabo de un cuarto de hora. El mapa de calor muestra también que el calor sea homogéneo en toda la superficie, contribuyendo al confort del futuro conductor.

Sentarse bien es cuestión de milímetros

¿Existe una posición ideal para conducir cómodos y seguros? La respuesta es afirmativa y de eso se encargan los ingenieros midiendo hasta veinte puntos en un asiento para comprobar la correcta ubicación del torso, la distancia al reposacabezas o el ángulo del fémur del conductor.

“Lo más importante es la colocación de la cadera del maniquí que medimos con un láser o la posición de elementos como el reposacabezas, que son muy importantes para la seguridad de los ocupantes. Con estos cálculos de ergonomía garantizamos que la posición del conductor es cómoda y segura”, señalan.