Tras la muerte de una mujer de 69 años en Seattle, EE.UU., por haberse infectado con la ameba comecerebros tras hacerse un lavado nasal con agua del grifo, ha surgido la duda de si el microorganismo puede propagarse a través de este medio.
Los médicos diagnosticaron un tumor cerebral a la señora pero, al poco tiempo de ingresar en el hospital, encontraron que tenía una Naegleria fowleri. Solo un mes después, la paciente falleció.
Agua sin tratar
A pesar de que la víctima contrajo este microorganismo a través de agua del grifo, no es un suceso habitual. Este tipo de ameba suele proliferar en aguas sin tratar, como la de lagos o algunas piscinas.
Una de las razones por las que esta ameba no suele transmitirse a través del grifo es por su baja resistencia al cloro. Habitualmente el agua que consumimos en nuestros hogares está tratada con esta sustancia.
Alta tasa de mortalidad
En octubre se dio el primer caso en España. Una niña de Toledo resultó infectada por esta ameba y sobrevivió. Solo doce personas en el mundo han conseguido vencer esta enfermedad, que resulta mortal en el 97% de los pacientes.
El caso de la menor, como el de la mujer de Seattle, impactó a la comunidad médica. Ya que contrajo la enfermedad en una piscina pública climatizada con los niveles de temperatura y cloro exigidos.
Tratamiento
La primera forma de hacer frente a este tipo de enfermedades es mediante el control de aguas. Una vez contraída la infección, se puede recurrir a un sistema de cultivo, como en el caso de la ñiña española que sobrevivió.
El tratamiento más empleado para combatir a la ameba comecerebros es mediante antibióticos y antifúngicos.
Alarma social
Pese a lo alarmante que parece, esta infección no es habitual. De hecho, en los últimos 60 años se han detectado poco más de 140 casos en Estados Unidos. Además, los facultativos indican que un 80% de la población presenta anticuerpos contra estas amebas.