Las redes sociales han creado una nueva industria de la que prácticamente todo el mundo participa casi sin darse cuenta. Detrás de cada personaje reconocido hay marcas que quieren promocionarse, pues pocos escaparates hay como este medio. El gran alcance de Twitter, Facebook y sobre todo Instagram es un reclamo para aquellas compañías que quieren mejorar su imagen o abrirse paso a un público mayor.
Muchos jóvenes se han lanzado a estas plataformas con el objetivo de hacer de ellas su propio trabajo. Los influencers, quienes deben su fama a la gente que les sigue en las redes sociales, han aprovechado para aceptar contratos de promoción y patrocinio que han derivado en que vivir de Instagram se haya convertido en una realidad. El prototípico chico o chica joven de éxito cuenta ahora con un nuevo competidor en este campo, y no es humano.
La influencer robótica
Lil Miquela, a quien podemos encontrar en Instagram con este mismo nombre, ha superado ya el millón y medio de seguidores. La principal diferencia con el resto de instagrammers no es la edad o el tipo de fotos que publica, sino su origen. Se trata de un robot desarrollado por la start up californiana Brud en 2016 y que reside en Los Ángeles.
El éxito le ha llegado a Lil Miquela gracias a sus publicaciones en Instagram. Hace varios meses, la cuenta de la robot más conocida de las redes sociales fue hackeada por otro robot. Esto obligó a sus creadores a admitir el origen artificial de la influencer, que hasta entonces se hallaba en entredicho.
Patrocinada por las mejores firmas
Un fenómeno de estas características no iba a pasar desapercibido para algunas de las marcas más conocidas del mundo. Es por esto que algunas firmas como Prada han usado a Lil Miquela para promocionar sus lanzamientos. La influencer artificial ha llegado incluso a grabar una canción bajo el título Hate me, que está disponible en YouTube.