La litiasis renal es el nombre médico para definir la aparición de cálculos en el sistema urinario. Según la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón (ALCER), la aparición de piedras en el riñón es el tercer problema de salud urológico más frecuente en España, después de las infecciones de orina y los problemas de próstata.
Los cálculos renales se producen por la concentración y solidificación de diferentes partículas en la orina. Expulsarlas de forma natural conlleva que los cálculos pasen por todo el conducto urinario, un proceso que suele llevar aparejado grandes dolores que pueden llegar a causar un cólico nefrítico. Para evitar este mal trago, los expertos recomiendan controlar la ingesta de comidas con alto contenido en socio y oxalatos. Y además, desmienten que deba evitarse por completo productos con calcio.
El mito del calcio
No todos los cálculos renales tienen la misma composición, aunque la mayoría están producidos por altas concentraciones de oxalato de calcio. Esta es la razón por la que la creencia popular más extendida habla de evitar alimentos como la leche o los productos lácteos por su alto contenido en calcio. Sin embargo, un estudio masivo llevado a cabo hace unos años demostró que una dieta con una dosis moderada de este elemento reduce el riesgo de generar piedras en el riñón.
El aporte cálcico diario a introducir en el cuerpo debe rondar entre los 1.000 y 1.200 miligramos y debe ser ingerido a través de los alimentos que contengan este componente, ya sean derivados de la leche o mediante legumbres como la soja, los altramuces, los garbanzos y las lentejas. Se recomienda evitar los suplementos vitamínicos con calcio, que deben ser suministrados bajo prescripción médica.
Dieta baja en sal
La restricción de sal en las comidas no solo es positiva para las personas con la presión alta o problemas cardíacos. También ayuda a evitar los cálculos renales. Las sales tienen altos niveles de sodio y oxalatos, dos componentes que en ocasiones el sistema corporal no consigue diluir y, por ello, pueden producir piedras en el riñón.
Algunos alimentos con alta concentración de estos componentes son el chocolate, los frutos secos, alimentos de hoja verde (espinacas, acelgas, chirivías, escarolas…), la remolacha y el marisco, entre otros.
Mantenerse hidratado
Los líquidos, especialmente el agua natural --la gasificada cuenta con una alta cantidad de sodio--, es básica para mantener la salud de los riñones y evitar la calcificación. Al fin y al cabo, es el elemento que ayudará a diluir los componentes que pueden desarrollar los cálculos y, en el caso de que ya se encuentren en el sistema urinario, a expulsarlos de la manera más rápida posible.
Se recomienda evitar la ingesta de refrescos, zumo de pomelo o frutas como los arándanos, las manzanas, las fresas y las frambuesas por sus altos niveles de oxalatos.