El running está de moda. Cada vez hay más gente corriendo por las calles y por los parques de las ciudades. Y lo hacen no sólo para preparar carreras, sino como herramienta para mantenerse en forma y perder algo de peso. Sin embargo, hay gente que se ofusca al no ver los resultados inmediatamente. Y es que con el running puede que no sólo no adelgaces, sino que también cojas algo de peso. ¿A qué se debe esto? Desde Runtastic nos dan seis razones por las que correr no te está ayudando a adelgazar.
Mujer atándose los cordones antes de hacer 'running' / PEXELS
- La báscula engaña: No deberías obsesionarte con ella, ya que sólo te indicará cuánto pesas, pero no lo que está sucediendo con tu cuerpo. Por ejemplo, ¿sabías que bebiéndote un litro de agua tu peso aumenta un kilo? “Suena a anécdota, pero demuestra que el peso absoluto que ves en la báscula no corresponde exactamente a los cambios físicos que experimentas”, apuntan los expertos.
- Agua: Al aumentar la intensidad de los entrenamientos, el cuerpo empieza a retener y almacenar agua para reparar las fibras musculares y distribuir glucógeno a los músculos activos. Asimismo puede que bebas más agua de lo normal para hidratarte bien después de correr, lo añadirá peso adicional a la báscula.
- El músculo pesa más que la grasa: No se gana masa muscular de un día para otro, pero con el tiempo notarás que tu cuerpo empieza a desarrollar músculo y a quemar grasa. “Esto añadirá kilos a la cifra que verás en la báscula, pero no te preocupes: ¡se trata de un cambio positivo!”, apuntan desde Runtastic. “En este caso estarás reemplazando tejido adiposo de baja densidad por tejido muscular de alta densidad que te ayudará a correr más rápido y estar más en forma”.
- Resultados a corto plazo: Medio kilo equivale a unas 3500 calorías. Por lo tanto, si quieres perder peso de forma saludable deberías reducir entre 300 y 600 calorías al día (aunque la cantidad varía en base a diferentes factores), lo que equivale a adelgazar entre 0’5 y 0’9 kilos a la semana. “No te obsesiones con la báscula: pesarte cada mañana no te servirá para tener más información sobre tu progreso. Del mismo modo que no deberías esperar una bajada de un minuto en tu marca de 5 kilómetros una semana después de empezar a entrenar, tampoco deberías obsesionarte con bajar 2’3 kg en tan poco tiempo. No sería saludable ni realista”.
- Comer demasiado para compensar el esfuerzo: Correr es uno de los ejercicios físicos que más calorías quema, pero esto no significa que después de entrenar puedas comer cualquier cosa y aun así bajar de peso. “Hay que tener con las comidas de alta intensidad energética que no te aportan nutrientes de calidad. Además, para que tus esfuerzos no sean en vano, necesitas proporcionar a tus músculos una cantidad suficiente de carbohidratos y proteína para que se recuperen como es debido”.
- Calorías ocultas: Las bebidas energéticas y los geles para deportistas son un claro ejemplo de ‘calorías cultas’ por su alto contenido calórico. “Cuando se realiza un ejercicio físico tan exigente el cuerpo necesita que le proporciones energía y es cierto que los productos como las bebidas y los geles energizantes te lo ponen fácil. Sin embargo, recuerda que el total de calorías que quemarás durante la actividad será menos del que esperas, ya que habrás añadido unas calorías inesperadas. Ojo: eso no significa que tengas que saltarte la fase de darle combustible al cuerpo, sino que es una cifra a tener en cuenta”.
Energía, fuerza y estado de ánimo
“Está claro que si lo que buscas es perder peso con el running no verás resultados inmediatos. Aunque con este deporte se queman más calorías que con cualquier otro ejercicio, no deberías obsesionarte con la báscula ni basarte en ella para conocer tu condición física”, explican desde Runtastic. “En vez de seguir la pista a los kilos de más o de menos, piensa en el nivel de energía, la fuerza y tu estado de ánimo para saber cómo estás progresando”.