Sergi Santos y Maritsa Kissamitaki es una pareja residente en Barcelona de cuyas cabezas nació el proyecto Samantha, con el que pretenden revolucionar el mundo de la robótica, la inteligencia artificial y las muñecas sexuales. Hasta ahora ambos han creado varios androides dirigidos a hacer realidad las fantasías más ocultas de sus clientes, sin embargo todo tiene un límite: Samantha ha aprendido a decir 'no es no'.
La última actualización introducida por Synthea Amatus, empresa responsable del desarrollo de Samantha, permite a la muñeca sexual entrar en un modo de suspensión en determinadas situaciones, como por ejemplo cuando detecte que está siendo tocada de forma agresiva e irrespetuosa por su acompañante.
Desconectada por aburrimiento
Gracias a unos sensores incorporados en la muñeca sexual, ésta podrá determinar cuándo están teniendo lugar estos comportamientos. Aunque también se desconectará si se siente aburrida por las técnicas utilizadas por su amante o si nota que éste no está haciendo los esfuerzos suficientes para atraer su atención. Con Samantha no valdrá ir directamente al grano sin un calentamiento previo. De hacerlo, mostrará su rechazo apagándose y quedándose inmóvil.
Sergi Santos, el barcelonés detrás del proyecto Samantha / SYNTHEA AMATUS
El androide, que cuenta con cuatro modos de funcionamiento (familiar, romántico, sexo y extra picante), demostró el nuevo comportamiento de su inteligencia artificial para rechazar a las parejas más agresivas durante una reciente presentación celebrada en el Life Science Centre de Newcastle (Reino Unido).
Una muñeca sexual inteligente por 4.000 euros
“Los hombres quieren sentir que en general la mujer está desesperada por tener sexo con ellos y muchos hombres prefieren no tener sexo si sienten que la mujer no lo va a disfrutar por completo”, explicó Santos en una entrevista con Daily Mail.
Está previsto que la muñeca sexual dotada de inteligencia artificial se ponga a la venta en un futuro muy cercano. El precio que tendrá Samantha será de unos 4.000 euros.