El asco es una emoción común en los seres humanos, aunque cada persona siente repulsa sobre cosas diferentes. Hasta ahora no se conocían las razones por las que se podía sentir asco, pero un estudio de la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM) ha revelado que se trata de una herramienta que tradicionalmente ha servido a la humanidad como método de prevención de enfermedades.
La investigación ha determinado que el asco aparece cuando personas u objetos de nuestro alrededor suponen un riesgo para nuestra salud. Para llegar a cabo a esta conclusión se realizó un experimento con 2.500 personas, a las que se les presentaron 75 escenarios potencialmente repugnantes. Los participantes tuvieron que calificar el nivel de asco que sentían con cada uno de ellos: desde la indiferencia hasta el ‘asco extremo’.
Las seis cosas que más asco dan a los seres humanos
Los resultados de este estudio también han revelado cuáles son los seis escenarios que más asco dan a las personas humanas, todos ellos relacionados con la potencial transmisión de enfermedades:
Tomates en mal estado / PIXABAY
- Las heridas en el cuerpo, especialmente cuando hay signos de infección (heridas en carne viva, pus...)
- Mantener contacto físico con personas con mala higiene personal
- Las prácticas sexuales de riesgo
- Los animales, insectos y parásitos que pueden ser portadores de enfermedades
- Los alimentos en mal estado y/o que presentan signos de deterioro
- Los problemas físicos, como las deformidades en el cuerpo
Asco positivo para la evolución
“Aunque sabíamos que la emoción de la repugnancia es buena para nosotros, hemos descubierto que sentir asco nos sirve para protegernos frente a amenazas infecciosas que pueden poner en riesgo nuestra salud" explican los responsables de esta investigación y añaden: "Esto nos puede ayudar a desarrollar nuevos métodos para mantener el medio ambiente, los animales y nosotros mismos en mejores condiciones higiénicas”. "A pesar de que realmente sólo llegamos a comprender cómo se transmiten las enfermedades en el siglo XIX, está claro que la gente tiene un sentido intuitivo sobre qué evitar en su entorno”.