Sánchez Dragó se pasa al cine porno a sus 81 años
En la ficción erótica aparecen elementos surrealistas: lemas franquistas, yugos y flechas, el alfa y la omega, un cura, una pistola… todo ello envuelto en un entorno sadomasoquista
17 marzo, 2018 14:58Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936) ha desvelado que se estrena en el mundo erótico-cinematográfico, a raíz del lanzamiento a mediados de abril de la narración sadomasoquista La doma. El producto formará parte -en calidad de invitado senior y sin competir- del festival de premios Bonobo, que reivindica el erotismo como forma de expresión artística y cultural.
En una entrevista en El Español, afirma que protagonizará el papel del dios Baco, enmascarado, y recibirá en su casa de Castilfrío a dos mujeres. Ambas salen con el rostro cubierto, igual que él, pero no se revela su identidad.
En la ficción erótica de Dragó aparecen elementos surrealistas: lemas franquistas, yugos y flechas, el alfa y la omega, un cura, una pistola…, todo ello envuelto en un entorno sadomasoquista. Según el escritor, ha escogido esta temática porque "está muy de moda. La relación entre hombre y mujer siempre es de “doma”, pero de doma recíproca, a veces azota el hombre, a veces la mujer… De ahí el título. No hay nadie a quien no le gusten unos buenos azotes en el momento del clímax. Madrid y Barcelona están llenas de locales donde se practica, a veces incluso con charlas filosóficas a modo de introducción."
Su nueva pareja, co-guionista
Laura Celeiro, actual pareja de Sánchez Dragó, es guionista del corto. Pone voz y pensamiento a esa mujer azotada por el militar, que decide dejarse someter y postrarse ante el orgasmo. “Ha sido un honor y, por supuesto, un placer. Se sale de la norma”, comenta en la entrevista.
Ninguna de las dos misteriosas protagonistas elegidas por el director de este corto tiene canas, lo que no supone una sorpresa, dada la prelidección de Dragó por las mujeres jóvenes. Según él, la mujer más mayor con la que ha estado tenía "46 años, aunque estuve con ella hasta los 49. Hasta ese momento no había hecho nunca el amor con alguien que tuviera más de 35. Bueno, sí, con mi mujer, que ya tenía cuarenta cuando se quedó encinta de mi hijo Akela." No obstante, el polémico escritor aprovecha la entrevista para dejar claro que "tampoco lo he hecho con nadie menor de 18, en contra de esas historias que circulan por ahí".
El sadomasoquismo como juego sexual
Preguntado sobre la posible lectura machista de la película, Sánchez Dragó afirma que "ninguna de las mujeres con las que he tenido trato a lo largo de mi vida te dirá que soy machista. Siempre he tratado a las mujeres como a mí mismo. Con respeto y con decoro. El sadomasoquismo, practicado con moderación, es sólo un juego sexual libremente aceptado por ambas partes. No figura entre mis favoritos. Prefiero, por ejemplo, el cambio de roles, y eso es enormemente antimachista. Tampoco soy hembrista, claro. Pero quien quiera ver machismo en La doma no estará viendo más allá de sus narices. Pensé, de hecho, en hacerlo también al revés: dos hombres azotados por una bombera y por una diaconisa, pero eso complicaba terriblemente el casting y el rodaje."
Preguntado sobre las películas eróticas que le han inspirado, el escritor comenta que ha "visto mucho porno, pero siempre con alguien en la cama y con la pantalla delante para animar el cotarro. ¡Es que el cine porno es malísimo! Si ya me lo decía Berlanga… El dichoso émbolo. La penetración es sólo un factor del sexo y, a menudo, no el más importante."
"He follado dentro de la catedral de Sigüenza"
Es probable que si Dragó se sentara al escritorio para imaginar lugares estrafalarios en los que no lograra superar su propia realidad: “Lo he hecho en la calle de Santo Domingo a las ocho de la tarde, sobre el altar de Poseidón en la ciudad romana de Volubilis, en un café de Rabat, en la catedral de Sigüenza, en un bar de Torremolinos, en el ferry de Algeciras a Tánger, en un vagón de la Renfe…”. "¿En un bar de Torremolinos?", le espeta el entrevistador. "Sí, a la una de la tarde, hora del aperitivo. Todo lleno. Con una actriz cuyo nombre no revelaré. Ella sentada en un taburete y yo acodado en la barra. Me envolvió con su gabardina… Y ahí estuvimos, con unas cañas y unas gambas" sentencia Dragó.