Catalunya tiene una oferta turística tan variada que hace posible su visita en cualquier momento del año. Este amplio abanico de opciones pasa por playas tranquilas y paradisíacas, altas montañas con nieve perenne y algunas de las ciudades más emblemáticas del país. Asimismo, para optimizar al máximo el viaje, es necesario tener en cuenta las condiciones meteorológicas que suceden en esta región dependiendo de la época del año. Por contraposición, estas fechas más idóneas suelen tener mayor afluencia de turistas.
En este sentido, Catalunya estaría catalogada dentro del clima mediterráneo, es decir, veranos cálidos y secos e inviernos suaves. Sin embargo, la cordillera pirenaica ofrece unas características totalmente distintas a causa de la altitud, donde el turismo se torna a actividades más propias de frío, como el esquí o el senderismo de montaña. De este modo, en una misma región y a escasos kilómetros, existe un turismo de costa y otro de montaña, enriqueciendo aún más esa versatilidad que la hace única.
¿Cuándo visitar Catalunya?
Evidentemente, escoger la mejor época del año para ir a Cataluya dependerá del estado en el que se encuentren las localizaciones que formarán parte del tour, porque la playa, la montaña y las ciudades principales son destinos totalmente diferentes, dependiendo del mes en el que tenga lugar la visita. Aquí entran variables como la afluencia de turismo, las necesidades del viaje o el paisaje que se desee contemplar.
En el caso de las ciudades o pueblos catalanes, existe un mayor abanico de fechas, puesto que los elementos culturales están presentes todo el año. En este sentido, se puede optar por los acontecimientos y las fiestas más importantes de las grandes ciudades, como Barcelona o Girona. La excusa de un concierto, una exposición o un partido de fútbol puedes ser una buena alternativa para hacer turismo por la región.
Turismo de montaña
En este caso, los meses más fríos del año son considerados “temporada alta”. Aquí las cumbres se llenan de nieve, los pequeños pueblos quedan casi aislados y es posible practicar los mejores deportes de invierno. Los principales puntos turísticos serían las estaciones de esquí, como Baqueira-Beret o el Val d’Aran. Sin embargo, el precio de los alojamientos estará más alto y habrá más aglomeraciones.
En cambio, para aquellos que no soporten las bajas temperaturas, optar por una temporada más cálida, en otoño o primavera, y disfrutar de un paisaje con más vegetación, menos nieve y una afluencia de personas más comedida puede ser una opción más acertada. En estas fechas será prácticamente imposible esquiar, pero es más viable practicar senderismo. Los grandes picos y rutas de los Pirineos son más accesibles y las carreteras de montaña son más seguras.
La opción de costa
Aquí cambia el prisma turístico. Las playas catalanas son destinos más proclives para la convivencia familiar y el ambiente festivo. La Costa Brava ofrece desde amplias playas, a pequeñas calas de arena y piedras. Estos lugares suelen tener una gran afluencia en verano, ya que es temporada alta en todo el país.
Prácticamente no existe ningún remedio para evitar la presencia de miles de turistas en los principales destinos de costa, ya que las fechas coinciden con la mayoría de vacaciones laborales o estudiantiles. Además, para disfrutar de la playa son necesarias temperaturas altas y escasas lluvias. No obstante, en septiembre el clima catalán sigue siendo parecido al de los meses de junio, julio y agosto, y se reduce considerablemente la afluencia de turismo.
Temperaturas medias en Catalunya
Cada provincia catalana tiene una temperatura media diferente, puesto que la altitud de la cordillera pirenaica eleva la temperatura media solo en algunas zonas. En general, el destino más cálido es la provincia de Barcelona. No obstante, cuando nos referimos a grandes ciudades no existe ninguna capital de provincia que tenga unos valores de frío o calor extremos. Todas ellas giran en torno a los 6º y 18º en inverno, y entre los 20º y 25º en los meses más cálidos del año.
Si elegimos un destino interior de montaña, los Pirineos tienen una temperatura media en invierno de -1º o 1º, dependiendo de la zona. Los veranos son más secos, pero se respira un ambiente fresco, con una temperatura media de 11º. Por último, las playas de la Costa Brava son las zonas de Catalunya con unas temperaturas más intensas. En este mismo lugar, en temporada alta, las temperaturas de media mensuales pueden alcanzar los 30º de máxima y los 17º de mínima.
¿Cómo evitar el mal tiempo?
El principal problema de elegir el turismo de montaña es que las precipitaciones pirenaicas son muy impredecibles. Pueden amanecer días tranquilos, que se tornan a lluvias fuertes y torrenciales en cuestión de horas. Por ello, cuando hablamos de estabilidad, los meses de verano son los que cuentan con menos precipitaciones, las cuales además se suelen predecir.
El tiempo en Catalunya, en general, no es muy seco en comparación con el resto de España. Por lo tanto, para el turismo urbano y de playa la recomendación es similar. Los meses que van de mayo a septiembre gozan de días cálidos y con escasa lluvia. Asimismo, estos destinos pierden gran parte de su encanto con la aparición de las precipitaciones.