Tina, una alicantina de 20 años, llegó al restaurante de First Dates con una tarjeta de presentación de lo más clara. Se definió como “un pibón” buscaba un hombre con dinero y que le diera una bonita historia de amor.
Nada le hacía presagiar a Jaime, un mallorquín de 25, que iba a protagonizar sin querer uno de los momentos más cortantes de la historia del programa.
Inicio con mal pie
La cosa empezó de forma tensa. La chica acusó a su cita de no hacerle caso, de estar avergonzado, y de no haber sacado su lado seductor en ningún momento: “Yo le dejé a ver si se soltaba un poco, pero no, el seguía hablando y hablando”, criticaba Tina.
Para colmo, el joven decidió no invitarla y apostó por “pagar a medias”. Consideraba que no se conocían lo suficiente para pagar él.
El plante
Entonces y tras la cita, Jaime dijo que le gustaría tener una segunda cita con Tina porque le parecía una persona “muy seria”. Eso le llamaba más la atención que “el aspecto físico”.
Tina malinterpretó sus palabras y las tradujo como si le estuviese llamando "fea". Y se lo hizo saber: “A mi no me gustaría tener una segunda cita con él. Es muy atractivo y tiene unos ojazos, me ha encantado, pero lo veo inseguro y nervioso. Y a mi eso…”.